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¿Ahora resulta que los EE.UU. ‘no apoya golpes’?

Se hizo historia en el Departamento del Estado de EE.UU. el 13 de febrero. Cuando se le preguntó sobre los esfuerzos de EE.UU. para derrocar al gobierno venezolano el día después de que Venezuela había frustrado el complot, revelando la evidencia al mundo, el portavoz del Departamento de Estado Jen Psaki respondió: “Como cuestión de política hace mucho tiempo, los Estados Unidos no apoya las transiciones políticas por medios no constitucionales. Las transiciones políticas deben ser de manera democrática, constitucional, pacífica y legal”.

Pero no fue Psaki quien hizo historia con ese comentario absurdo. Después de todo, si hay algo que “hace mucho tiempo,” es la práctica de los funcionarios estadounidenses ante el mundo contando mentiras descaradas. Ya se trata de Adlai Stevenson diciendo al Naciones Unidos que los aviones que bombardearon Cuba el día antes de la invasión de Playa Girón no eran aviones americanos, o Colin Powell haciendo afirmaciones sobre armas de destrucción masiva (WMN por sus siglas en inglés) iraquíes, que él sabía de antemano era mentira, o George Bush insistiendo que “el gobierno de Estados Unidos no tortura a la gente. Entonces cosas como lo que dijo Psaki son demasiado comunes.

No, quien hizo historia fue el corresponsal de AP Matt Lee, cuando, en una rara muestra de valentía y honestidad, farfulló en repuesta, “¿Cómo calificaría Ud. ‘desde hace mucho tiempo’?”

Lee podría haber sido mucho más específico en su repuesta sin embargo. Porque la supuesta política pacífica que anunció Psaki ni siquiera existía mientras hablaba; en ese mismo momento, los EE.UU. estaba ocupado, entrenando y armando a rebeldes en Siria que pretenden derrocar al gobierno sirio. De hecho, desde diciembre de 2012, el gobierno estadounidense ha reconocido un grupo llamado la Coalición Nacional de Siria como “el único representante legítimo del pueblo sirio,” a pesar de no tener ni la menor validez constitucional o legal de tal status.

El golpe del 12 de febrero, no fue ni siquiera el primer golpe apoyado por EE.UU. en Venezuela. En 2002, un golpe brevemente derrocó al presidente Hugo Chávez. ¡No sólo fue apoyado ese golpe por los EE.UU, sino que fue inmediatamente aclamado por el New York Times como una victoria de la “democracia”!

Pero no tenemos que volver a 2002 para refrescar la memoria de Psaki, después de todo, sólo tenía 24 años y apenas había salido de la universidad. ¿Qué tal el año pasado cuando los EE.UU. apoyó un golpe armado (liderado por los fascistas nada menos!) en Ucrania? O acaso Psaki puede recordar los eventos de 2011, cuando ella ya estaba trabajando en la Casa Blanco cuando una campaña de bombardeos liderada por EE.UU. fue el factor decisivo en el derrocamiento del gobierno de Muammar Gaddafi en Libia. No es exactamente una transición “pacifica” por definición de nadie.

La lista es casi interminable. En 2009, era América Latina de nuevo, donde un golpe derrocó al presidente electo Manuel Zelaya en Honduras. La evidencia de apoyo estadounidense para ese golpe no es fuerte pero los EE.UU. rápidamente (y casi solo en el Hemisferio Occidental) reconocío los resultados de las elecciónes fraudulentas que siguieron, dando legitimidad al golpe post-facto como mínimo.

Y luego hubo las últimas “antidemocráticas, inconstitucionales (los suyos y los nuestros) transiciones políticas, no pacificas e ilegales” que se produjeron en Afganistán en 2001 e Irak en 2003, ambas el resultado de ataques masivos por parte de las fuerzas armadas estadounidenses. Talvez Psaki no tuvo parte de esas guerras, pero miles de hombres y mujeres estadounidenses que tenían la misma edad que ella en ese momento murieron como resultado, al igual que cientos de miles de iraquíes y afganos. Cientos de miles de estadounidenses (y millones de iraquíes y afganos) siguen sufriendo los efectos de esas guerras, los cuales están aún en curso. ¿Podría haberse olvidado Psaki posiblemente de esos también?

En el más reciente episodio de “Señora Secretaria” (en el cual una secretaria de estado ficticia resuelve las crisis internacionales cada semana, demostrando que sí es ficción), la portavoz de la secretaria de estado renunció en lugar de ponerse de pie frente a los periodistas y contar una mentira descarada. Es una lástima que Psaki no tiene los mismos escrúpulos aunque, como en el programa de televisión, sin duda alguna portavoz menor habría tomado su lugar con gusto. El imperialismo estadounidense depende de ello, porque sin el flujo constante de la mentira, sería imposible mantener el apoyo del pueblo estadounidense por su política de guerra sin fin. Como el más grande revolucionario de los últimos cien años, Fidel Castro, ha dicho, “La verdad no sólo debería ser la verdad, debería ser contada.” Depende de nosotros para hacer precisamente eso.

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