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La lucha continuada por la independencia de Puerto Rico

Los Marxistas entienden que la lucha por la independencia nacional de la ocupaci�n imperial colonial es parte integral de la lucha de clases en s� misma. La lucha por la independencia de Puerto Rico es un ejemplo.

Muchas personas desconocen la relaci�n colonial entre Estados Unidos y Puerto Rico. Puerto Rico tiene un desarrollo hist�rico, cultural y de auto identidad marcada. Su lucha por la autodeterminaci�n e independencia ha sido siempre el contexto para el desarrollo social y pol�tico de la naci�n.

Puerto Rico se transform� en una colonia de Espa�a despu�s de ser invadida por las tropas espa�olas en 1493. Las tropas espa�olas subyugaron y finalmente exterminaron a la poblaci�n ind�gena Taino de la isla. Permaneci� como colonia espa�ola hasta la guerra Hispano Americana de 1898. El Tratado de Paris forz� a Espa�a, la perdedora de la guerra, a entregar Cuba, las Filipinas, Guam y Puerto Rico a los Estados Unidos como bot�n de guerra.






1998, �la huelga del pueblo� puso a los trabajadores en el centro de la lucha nacional de Puerto Rico.

Photo: El Nuevo D�a/Tito Guzman

Por cientos de a�os, durante la ocupaci�n espa�ola, Puerto Rico luch� por su independencia. Este per�odo de la lucha por la independencia de Espa�a, alcanz� su nivel m�s alto con el �Grito de Lares� de 1868, un poderoso levantamiento dirigido por Ram�n Emeterio Betances, quien demand� la independencia y la abolici�n de la esclavitud. El Grito de Lares fue derrotado pero la lucha por la libertad continu� incluso despu�s del cambio de amos imperiales.

Despu�s de la invasi�n estadounidense de Puerto Rico el 25 de julio de 1898, los gobernantes de Estados Unidos impusieron una serie de leyes contra cr�menes, como �conspiraci�n sediciosa�. Esas leyes fueron creadas para suprimir el movimiento que luchaba para lograr la independencia de Puerto Rico. Durante todo el siglo veinte, los lideres anticoloniales m�s activos y conocidos fueron blanco de asesinatos o encarcelamiento.

Despu�s de la Segunda Guerra Mundial, con la derrota de Alemania, Italia y Jap�n, Estados Unidos se convirti� en el primer s�per poder imperialista del mundo. Utilizando su nueva posici�n de fuerza econ�mica y militar, el gobierno estadounidense aument� sus antiguos deseos de reforzar su presencia en Am�rica Latina. Puerto Rico estaba destinado a jugar un papel en el expansionismo estadounidense en Am�rica Latina, con el 14 por ciento de su territorio convertido en bases militares para albergar las tropas invasores usadas en aventuras militares en todo el continente.

Con su nueva influencia econ�mica en el mundo, las corporaciones estadounidenses ejecutaron un plan conocido como �Operaci�n Bootstrap�, que transform� a Puerto Rico de un pa�s agr�cola a un pa�s manufacturero. En unos pocos a�os, Puerto Rico se transform� en la colonia m�s densamente industrializada de la historia. Ya no fue la colonia en el sentido cl�sico de proveer materia prima a los centros coloniales. Era ahora una colonia capitalista industrialmente desarrollada.

Albizu Campos y el Partido Nacionalista

Durante este per�odo y despu�s de la Segunda Guerra Mundial, la pr�xima fase de la lucha por la independencia de Puerto Rico alcanz� su nivel m�s alto. El Partido Nacionalista de Puerto Rico, bajo el liderazgo del Dr. Pedro Albizu Campos, dirigi� la lucha. Su principal base de apoyo fue la clase trabajadora organizada.

Albizu fue el abogado de los trabajadores azucareros, represent�ndolos contra los conglomerados de Estados Unidos. El Partido Nacionalista expuso los abusos racistas y los experimentos m�dicos con puertorrique�os que no sospechaban ser v�ctimas de esos experimentos. Como resultado de esa campa�a, Albizu fue encarcelado. Su encarcelamiento result� en una serie de levantamientos, entre ellos la Masacre de Ponce de 1937, una marcha de protesta organizada en apoyo a Albizu y los Nacionalistas. Veintiuna personas fueron muertas y 200 fueron heridas por la polic�a.

Despu�s, en 1950, miembros del Partido Nacionalista organizaron el levantamiento de Jayuya. Este levantamiento concentrado en la ciudad de Jayuya se extendi� a trav�s de la isla. Incluy� el ataque al Presidente Truman por dos Nacionalistas, Oscar Collazo y Griselio Torresola. Esto result� en los arrestos de Albizu y otros 3,000 Nacionalistas. El 1 de marzo de 1954, los Nacionalistas Lolita Lebr�n, Rafael Cancel Miranda, Irving Flores, y Andr�s Figueroa Cordero abrieron fuego en la C�mara de Representantes de Estados Unidos, marcando el aniversario de la forzada ciudadan�a estadounidense al pueblo puertorrique�o. Al grito de ��Viva Puerto Rico Libre!� desplegaron la bandera de Puerto Rico antes de permitir que las balas hablaran por ellos.

Albizu finalmente muri� despu�s de pasar muchos a�os en prisi�n por luchar en favor de la independencia de Puerto Rico. Se cree que fue parte junto a muchas otras personas de un experimento criminal de radiaci�n a seres humanos, mientras se encontraba en prisi�n. El Departamento de Energ�a de EEUU en 1994 revel� que de hecho hab�a conducido experimentos de radiaci�n no autorizados a los prisioneros en la isla.

La lucha anti-colonial tiene muchas formas

En tiempos mas recientes, la lucha por la autodeterminaci�n ha tomado muchas formas. La lucha para desalojar a la Marina estadounidense de la isla de Vieques es un ejemplo. Desde 1940, cuando el ej�rcito de EEUU tom� m�s del 60 por ciento de la isla, Vieques hab�a sido el centro de rebeli�n contra el imperialismo estadounidense. Esa lucha termin� con un masivo apoyo de los puertorrique�os, dirigida por las fuerzas independentistas y socialistas, las cuales finalmente lograron la expulsi�n de la Marina de EE.UU. el 1 de mayo de 2003.

En 1998, una huelga general conocida como la Huelga del Pueblo tuvo lugar en respuesta al gobernador pro-estadidad y su llamado a privatizar la compa��a telef�nica de Puerto Rico. La huelga ocurri� al mismo tiempo que los puertorrique�os hab�an organizado manifestaciones en contra del centenario de la invasi�n del EEUU. Muchos trabajadores telef�nicos m�s tarde se unieron a la lucha en Vieques, conectando la lucha de la clase trabajadora con la luchas independentistas y antiimperialistas.

Hoy, los maestros puertorrique�os en la Federaci�n de Maestros de Puerto Rico (FMPR por sus siglas en ingl�s) est�n envueltos en luchas similares por la independencia de sus sindicatos de la Federaci�n Americana de Maestros de EEUU (AFT por sus siglas en ingl�s). El liderazgo del AFT ha hecho muy poco en el pasado para ayudar a los maestros de Puerto Rico, todos los cuales ganan mucho menos que sus equivalentes en los Estados Unidos. Como resultado, el FMPR decidi� dejar el AFT para buscar su propio curso. El FMPR est� dirigido por socialistas y tiene m�s de 43.000 miembros. La lucha por la libertad en Puerto Rico ha estado en el coraz�n de la lucha para la justicia de la clase trabajadora y viceversa.

La Independencia todav�a es una amenaza para el imperialismo estadounidense

Los colonizadores de Puerto Rico se han opuesto a esta lucha hist�rica, la cual ha probado ser instintivamente anti-capitalista. Desde que comenz� la ocupaci�n estadounidense caracterizada por el saqueo corporativo y la explotaci�n de la poblaci�n, la resistencia del pueblo puertorrique�o ha sido expresada por muchas luchas laborales durante el siglo pasado tanto como en el esfuerzo del movimiento por la independencia�un hecho que muchos analistas del gobierno han visto como una amenaza.

Las contribuciones de Juana Col�n� una l�der laboral militante, y hija de esclavos que ayud� a fundar el Partido Socialista de Puerto Rico en 1920� y luego las contribuciones del l�der comunista del Partido Nacionalista Juan Antonio Corretjer sirvieron para demostrar que la b�squeda por la liberaci�n nacional de Puerto Rico est� �ntimamente ligada a la lucha por el socialismo. Para garantizar la emancipaci�n de Puerto Rico, y su libre desarrollo y prosperidad sin interferencia de poderes for�neos, requiere por necesidad, el derrocamiento del capitalismo.

Hoy, como en la fase inicial de la ocupaci�n estadounidense, todas los asuntos concernientes a la vida econ�mica social y pol�tica de las masas puertorrique�as�como la creaci�n de leyes sobre el comercio, negocio, tarifas, impuestos, comunicaciones, transportaci�n, educaci�n, leyes judiciales, autoridades y as� sucesivamente�no son decididas en Puerto Rico sino que en Washington, D.C.

El estatus pol�tico de Puerto Rico muestra la naturaleza b�rbara del imperialismo de EEUU. Que ir�nico que Estados Unidos, un pa�s capitalista desarrollado con una cultura supuestamente avanzada, practica en esos tiempos modernos la forma m�s antigua de subyugaci�n for�nea que data desde los d�as de los imperios griegos y romanos.

La migraci�n de Puerto Rico

A medida que Puerto Rico contin�a su industrializaci�n, los ejecutivos de las corporaciones y los oficiales de la c�pula militar comienzan a estacar �reas de tierra para sus prop�sitos. Las compa��as expandieron sus operaciones industriales mientras que el Pent�gono convert�a a la isla en una pista de lanzamiento para una guerra en el Caribe y Am�rica Latina.

La toma de las tierras por parte de las corporaciones y los militares resultaron en un desalojo masivo de los campesinos del pa�s. Muchos se fueron de Puerto Rico debido a la insoportable situaci�n econ�mica creada por las reglas extranjeras. Este fue un episodio en la historia de Puerto Rico que habla del sufrimiento de muchos que fueron forzados al desarraigo, dejando sus familias y viajando a lugares misteriosos. Entre 1947 hasta el fin de los 1960, los puertorrique�os emigraron a los centros urbanos industrializados de los Estados Unidos�Nueva York, Chicago, Ciudad Jersey, Filadelfia y Bridgeport�a un promedio anual de 63,000 personas.

La gran mayor�a de esos inmigrantes ven�an buscando una vida mejor. Pero se sorprendieron al encontrar una nueva forma de opresi�n colonial. La violencia racista, las condiciones insoportables en los barrios, y los trabajos de bajos sueldos se transformaron en un rasgo de la experiencia puertorrique�o. Desde entonces muchos se dieron cuenta que en la lucha por la supervivencia era necesario formar alianzas con otros sectores oprimidos de la poblaci�n.

El movimiento por los derechos civiles de los 1950 y la subida repentina en los 1960, cuando la lucha nacional de liberaci�n de los afroamericanos alcanz� un alto nivel de definici�n, tuvo una profunda influencia en la nueva migraci�n de la comunidad puertorrique�a. Ajustarse a un medio ambiente pol�tico y social completamente diferente fue un proceso gradual para los nuevos inmigrantes. Fue a trav�s de la lucha contra el racismo y otras luchas que recorr�an los Estados Unidos que se familiarizaron con esas nuevas condiciones. Fue en el curso de esa lucha de supervivencia en una tierra hostil y extra�a que parte de la naci�n puertorrique�a tambi�n se transform� en una parte integral de la clase trabajadora de EEUU.

El Partido Young Lords






El Partido Young Lords marca la muerte de Julio Roldan, en manos de la represi�n policial, Octubre 1970. A la izquierda Carlito Rovira.


El mejor ejemplo de este proceso fue el nacimiento del Young Lords, una organizaci�n de j�venes revolucionarios puertorrique�os bien organizada que sigui� el modelo de su organizaci�n fraternal, el Partido Panteras Negras. El Young Lords fue la primera organizaci�n nacida entre las masas puertorrique�as basada en las circunstancias socioecon�micas y pol�ticas concretas existentes en Estados Unidos.

Ellos levantaban la bandera de la independencia de Puerto Rico, siempre recordando quienes eran y la raz�n de no estar en su tierra de origen. Los Lords estaban a tono con las luchas en las ciudades m�s importantes de Estados Unidos contra la brutalidad policial, la discriminaci�n en el trabajo y en la vivienda, los servicios de salud inadecuados�todo eso se acercaba a la realidad del pueblo puertorrique�o en este pa�s. Ellos gozaron de un amplio apoyo del pueblo puertorrique�o. El Partido Young Lords apoyaba a las revoluciones china y cubana y se auto proclamaba anti-capitalista y socialista.

Muchas generaciones han pasado desde la gran migraci�n de puertorrique�os a Estados Unidos. Muchos de los j�venes puertorrique�os de hoy se han olvidado de la cultura del �viejo pa�s� y han adoptado nuevas expresiones compatibles a la realidad presente. Sin embargo, una cosa permanece igual. No importa cuantas generaciones sean nacidas en Estados Unidos, no importa donde puedan residir en este imperio, la situaci�n del pueblo puertorrique�o es atribuida a una cosa: la colonizaci�n del territorio donde se originaron como pueblo.

Pobreza continuada, lucha continuada

Hoy, mientras que las corporaciones de EEUU se roban de Puerto Rico un promedio de $26 mil millones al a�o, los puertorrique�os son la segunda nacionalidad m�s pobre en Estados Unidos (los nativo-americanos son los m�s pobres) De hecho, los puertorrique�os tienen el �ndice m�s alto de pobreza entre todos los latinos en Estados Unidos. De los 3.5 millones de puertorrique�os en Estados Unidos, 26 por ciento viven debajo del �ndice oficial de pobreza, tres veces el promedio nacional. Los puertorrique�os en Estados Unidos sufren el nivel m�s alto de desempleo entre todos los grupos latinos, ciudadanos y no ciudadanos por igual. Aquellos que proclaman que la estadidad resolver� los problemas de Puerto Rico no hablan de esto.

Las fuerzas nacionalistas y socialistas en Estados Unidos y en la isla, sin embargo, han estado exponiendo estas contradicciones econ�micas como as� tambi�n la contradicci�n fundamental de la demanda de Estados Unidos por la �libertad� y �democracia� para el mundo, y la realidad de opresi�n colonial en Puerto Rico.

El triunfo de la lucha revolucionaria por el socialismo en Estados Unidos va a requerir el apoyo absoluto de la independencia de Puerto Rico como la garant�a principal al derecho de la autodeterminaci�n. Adem�s, el respeto de ese derecho autom�ticamente implica el derecho a las indemnizaciones. Devolver las riquezas robadas del trabajo de las masas puertorrique�as y de los recursos naturales de su patria estar� entre los muchos actos de solidaridad en que los trabajadores de EE.UU. se envolver�n para poner fin para siempre a la opresi�n capitalista.

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