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Allí viene el demagogo: La campaña de Donald Trump

Por Eugene Puryear
Jul 07, 2015

Donald Trump, el jefe “gran boca,” ha estado recientemente en las noticias gracias a algunos de sus primeros comentarios como candidato presidencial. Lo más notable fue que Trump lanzó un montón de información negativa y enteramente falsa sobre los inmigrantes latinoamericanos. Los comentarios en sí son tan ofensivos y absurdos que no pueden ser repetidos, y de hecho los mismos comentarios no son lo mas relevante en este articulo.

Donald Trump está jugando uno de los papeles más notables en la política burguesa de los E.E.U.U., la del demagogo populista que juega con los temores más profundos de las personas mientras se mantiene la promesa de una futura prosperidad claramente fantasiosa. Hemos visto esta película muchas veces antes, desde el líder populista Tom Watson al Padre Coughlin y George Wallace. Tales demagogos presentan una combinación de racismo intenso con un fuerte reconocimiento del malestar económico, junto con reprensiones fuertes contra políticos actuales (y de vez en cuando, a diferente niveles de crítica, los ricos).

Trump, de manera típica, no se encaja fácilmente en el tradicional espectro de la “izquierda-derecha”, pidiendo prestando política de la derecha en cuanto a los discursos contra los inmigrantes y de la izquierda, los programas masivos de la para los/as trabajadores/as. Él amenaza con desatar el poderío militar, o al menos la amenaza de la destrucción total, para obligar a China y cualquier otro país a la sumisión – por qué razón, nadie sabe. Trump sigue hablando y hablando sobre su capacidad como negociante y cómo esto ayudará a restaurar la economía de América. Y como punto final, Trump se une a Mike Huckabee y Ted Cruz para hacer reclamaciones absurdamente grandiosas sobre el regreso
a los años 1950s-en términos de prosperidad (pero no las tasas de impuestos).

En pocas palabras, la campaña de Trump no se trata de hechos, pero tampoco sufre por ser esencialmente una obra de ficción. Es, como la mayoría de las obras de ficción, diseñado para provocar una respuesta puramente emocional y traducir eso en votos. Trump reconoce que hay una enorme cantidad de ansiedad por los amplios cambios en la sociedad. La estrategia republicana en general se ha basado en la ansiedad sobre el deterioro de la economía, que es claramente la principal preocupación de la mayoría de las personas que votan, así como los amplios cambios demográficos que han visto la nación volverse menos blanca y mucho menos hostil a que las personas LGBT vivan abiertamente.

La derecha ha tratado de aprovecharse de esta ansiedad y miedo sin decir nada que pueda molestar a la clase multimillonaria, es decir sin proponer otra cosa fuera del total fundamentalismo del libre mercado. Como capitalista, Trump no está obligado por ninguna necesidad de hacer su propia clase feliz para fin de recibir sus sobornos (donaciones), entonces su política va mas allá de la derecha ortodoxia y usa una que otra idea keynesiana, mientras que da justificación a pleno pulmón para todo tipo de fanatismo y racismo. Si vota por Trump todo será como “solía ser”, con una economía creciente, todos los conflictos y rivales internacionales bajo “nuestro pulgar,” y una vez lejos de influencias “alienígenas”. En otras palabras, el suburbano sueño americano lirio blanco se convertirá en realidad de nuevo, de verdad, por primera vez dado que fue siempre un mito.

Como era de esperar, estas declaraciones han alimentado la campaña Trump haciéndola la mas popular en el campo republicano. Por supuesto, los expertos afirman que es puramente debido a su “reconocimiento de su nombre.” Esto es absurdo dado que muchos candidatos, sin duda, están
haciendo bastante mal los votantes tempranos estatales . Claramente, Trump está bien porque su mensaje resuena con los miedos y las esperanzas de una variedad de personas en varias clases sociales que se sienten descontentos con el status quo y por lo tanto son susceptibles a los mitos de un tiempo anterior y aparentemente más próspero.

El racismo y excepcionalísimo americano son los pilares centrales de los mitos de aquellos tiempos. El primero, por supuesto, rara vez se menciona en la mesa de la cena. Trump está teniendo éxito, recurriendo a esos profundos pozos del racismo y la creencia de que “E.E.U.U. puede conducir” el mundo hasta un lugar mejor. Aunque no es de ninguna manera basado en hechos, su mensaje parece comportarse con un sentido de la realidad: “Muchas cosas están cambiando; la economía se está hundiendo y por lo tanto el cambio no ha sido para mejor. Por lo tanto el “cambio” en realidad no ha sido tan bueno y tal vez deberíamos detenerlo o al menos reducir la velocidad “.

Trastornado por la ortodoxia económica de la derecha, Donald Trump está realmente tomándole un espacio grande a los otros demagogos populistas Ted Cruz y Mike Huckabee, que se han visto obligados a defender a Trump para atraer su base con la gente que odia tanto a los latinos y disfruta de los bombardeos. Pero ellos no son capaces de capitalizar el deseo de muchos de esas personas para una más robusta intervención del gobierno para enderezar el barco económicamente.

Donald Trump es la encarnación más pura de la estrategia republicana desde 2008, que ha sido la utilización de un racismo apenas velado junto con la intolerancia absoluta de LGBTQ y asuntos de la mujer, disfrazado de preocupaciones por la Primera Enmienda, para movilizar a un sector menguante del electorado que es blanco, macho y no viven en ciudades urbanas. Este sector tiende a ser más conservadores sobre todas estas cuestiones y se alborota lo suficiente acerca de la economía que aceptan prescripciones republicanas sobre ello como la verdad absoluta. Trump rompió el molde simplemente reconociendo que los problemas económicos son donde los republicanos eran más débiles y promoviendo el mismo programa social como Bernie Sanders.

El ascenso de Donald Trump es una vieja historia, un show aprovechando una época tumultuosa para su propio beneficio. Lo que es realmente preocupante es que alguien más podría utilizar un programa similar para organizar un movimiento verdaderamente peligroso. Aunque debemos tener cuidado de no sobregirar este punto, fue una sopa rancia como esta que hizo posible el poder de Hitler.

Estamos en un momento grave, donde las fuerzas reaccionarias están claramente a la defensiva, pero aún conservan mucho más poder que los
progresistas organizados. La reforma por la igualdad matrimonial, el movimiento Black Lives Matter , junto con un empuje continuo por la oferta de una reforma migratoria, son oportunidades para que las fuerzas reaccionarias puedan capitalizar la reacción en contra de estas reformas progresistas. Donald Trump está dando una voz cómica para esto, pero puede llegar a ser muy grave, muy rápidamente con un líder serio. Aislar y denunciar a Trump, tiene que ser una parte clave de una agenda progresista en el ciclo electoral que viene.

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