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Cómo Cuba aplanó la curva del COVID-19

Director de Epidemiología del Ministerio de Salud de Cuba, Dr. Francisco Durán García, en su conferencia de prensa diaria. Foto: Prensa Latina

Ayer, Estados Unidos superó las 140.000 muertes de COVID-19. Se sabe que más de 3,7 millones de personas en los Estados Unidos han caído enfermas, el mayor número de casos en el mundo.

El rechazo monumentalmente criminal de la administración Trump para librar una guerra efectiva contra el virus ha causado un sufrimiento innecesario a millones. Decenas de millones de personas están siendo llevadas a la ruina económica, con desempleo, sin atención médica y se avecinan desalojos masivos.

Pero los resultados desastrosos de la pandemia en los Estados Unidos no fueron inevitables.

Cuba socialista es prueba

Hoy, el 20 de julio, 13 de las 15 provincias de Cuba, menos La Habana y la cercana Mayabeque, pasarán a la tercera fase de reapertura. En los últimos 28 días, dos períodos de incubación completos, las 13 provincias más la Isla de la Juventud han tenido cero incidencia de COVID.

La fase tres significa que toda la actividad comercial y productiva puede reanudarse, con establecimientos de alimentos, tiendas y servicios capaces de abrir. Todavía se requieren mascarillas en público, y se suspenden los eventos masivos como los Carnavales que normalmente tienen lugar en julio en Cuba.

Aunque La Habana aún se encuentra en la fase uno, la incidencia de nuevos casos de COVID es extremadamente baja. Ayer solo hubo un nuevo caso positivo en toda Cuba. Ha habido un total de 2.446 casos positivos desde que COVID-19 apareció por primera vez en la isla, con 87 personas que murieron. La población de Cuba es de 11,2 millones.

¿Cómo ha podido Cuba aplanar la curva?

El derecho de las personas a la vida y la salud

El gobierno y las personas se guían por la convicción de que la salud de las personas es la prioridad. La famosa valla en la entrada del hospital Calixto García en La Habana cita al Che Guevara: “La vida de un ser humano vale un millón de veces más que todas las propiedades del hombre más rico del mundo”.

Cuando se declaró la pandemia, la rápida acción del gobierno cubano evitó un brote generalizado. Los primeros casos aparecieron en dos turistas que llegaron en marzo desde Italia, donde la enfermedad ya estaba furiosa. Pronto se presentaron otros casos en turistas de México y Alemania, y cubanos que regresaron del extranjero.

Para proteger a la población, el gobierno cubano detuvo la afluencia de turistas, un duro golpe para la economía, pero una medida esencial para proteger a la población. El turismo es una fuente importante de divisas para el país e ingresos para los cubanos en turismo, hoteles, restaurantes, alquiler de habitaciones, artesanía y taxis. Todo el transporte público de autobuses y taxis se detuvo para minimizar el contacto cercano y la infección.

Cuba está organizada en cada bloque de vecindario y edificio residencial, en los Comités en Defensa de la Revolución. La Defensa Civil del país también tiene un papel clave. Nadie se queda solo o sin atención en su barrio.

Cuando cualquier persona da positivo, el seguimiento de contactos se realiza de inmediato y se realiza un seguimiento cuidadoso de cualquier cambio en la salud. El periódico diario Granma enumera los casos de personas, sin identificación, que dan positivo junto con su estado de salud. Es una manera de informar al público que hay incidencia de COVID y mantener la precaución. Un ejemplo:

“Ciudadano cubano de 40 años, residente del municipio Cerro, provincia de La Habana. Estuvo en contacto con un caso confirmado. Hay monitoreo de 11 contactos”.

A diferencia de las mentiras de la Casa Blanca y su “ciencia” charlatanería que ha engañado a muchas personas a no creer la seriedad de COVID-19, los médicos, epidemiólogos y líderes políticos transmiten a los ciudadanos de Cuba actualizaciones diarias en televisión, radio y periódicos. El Dr. Francisco Durán, director nacional de Epidemiología en el Ministerio de Salud, es una figura popular y respetada con sus conferencias de prensa de 9:00 a.m. sobre las últimas estadísticas.

La adhesión al distanciamiento social, el cumplimiento de las directivas nacionales de salud y el uso de mascarillas, la población coopera debido a un fuerte sentimiento de responsabilidad social y respeto por la ciencia.

El uso de una mascarilla no se considera que niega la “libertad” a una persona sino que es una forma lógica de minimizar la propagación. Esta actitud no surgió con COVID. Es una cultura de larga data en el pueblo cubano del cuerpo colectivo y la confianza en la Revolución y sus instituciones.

El gobierno, el Partido Comunista de Cuba, las organizaciones de masas de mujeres, trabajadores, agricultores, estudiantes y jóvenes, los Comités de Defensa de la Revolución y los militares, todos participan en esta lucha.

Fundamental para la capacidad de Cuba de capear la tormenta es su sistema socialista. Desalojos, incapacidad para pagar el alquiler, ejecuciones hipotecarias, estas no son la experiencia de los cubanos, a diferencia de la lucha cotidiana por las personas en los Estados Unidos.

Casi todos los cubanos poseen una casa, gracias a las leyes revolucionarias de vivienda urbana de principios de los años sesenta. Para aquellos que alquilan, el alquiler está limitado al 10 por ciento de los ingresos de un miembro del hogar. El latifundismo no es un fenómeno en Cuba.

Otro beneficio es el sistema de atención médica gratuito, universal y accesible de Cuba. Nadie paga nada para ser tratado por un médico o para ser hospitalizado, sin importar la duración ni el procedimiento. No hay compañías de seguros parasitarias que otorguen solo una cobertura parcial o la nieguen por completo. El sistema de atención médica incluye médicos de familia y enfermeras que viven en los vecindarios, como primer nivel de atención, accesible las 24 horas.

Médicos cubanos voluntarios en todo el mundo

Cuba tiene 95.000 médicos y 85.000 enfermeras, una de las tasas más altas per cápita del mundo.

Y la solidaridad médica de Cuba con los pueblos del mundo es bien conocida. Organizados como las renombradas Brigadas Internacionales Henry Reeve, los médicos y enfermeras de Cuba se han ofrecido como voluntarios en 70 países con la misión principal de combatir COVID-19.

Desde Italia hasta Gambia, Azerbaiyán, Togo, Guinea Bissau, Andorra, Nicaragua, Pakistán, Antigua y Barbuda, Kuwait y mucho más, los médicos y enfermeras cubanos han acudido en ayuda de países que necesitan su vital experiencia en misiones internacionales.

Las brigadas se inauguraron en 2005 poco después de que George W. Bush rechazara la oferta de Cuba de enviar mas de 1.000 médicos a Nueva Orleans y la Costa del Golfo para ayudar a las víctimas del huracán Katrina. El presidente cubano, Fidel Castro, propuso una brigada especial de trabajadores médicos cubanos para ayudar en emergencias en todo el mundo. La llamó Brigada Internacional Henry Reeve, en honor al joven soldado del Ejército de la Unión en la Guerra Civil de los Estados Unidos que se ofreció como voluntario para unirse a la guerra de independencia de Cuba en 1868. Reeve murió en batalla en 1876. Las Brigadas han recibido grandes elogios por sus hazañas que salvan vidas y están nominadas este año para el Premio Nobel de la Paz, con un amplio apoyo internacional.

Lamentablemente, un ejemplo de la ausencia de médicos cubanos es Bolivia. Después del golpe de derecha de noviembre de 2019 que derrocó al presidente Evo Morales, la nueva dictadura ordenó a los más de 650 médicos y técnicos de salud de Cuba que se fueran. Ahora, con un sistema de salud inexistente para los pobres de Bolivia, hay informes de hasta 20 a 40 cuerpos diarios en las calles de personas que murieron debido al coronavirus.

En Cuba, la tasa de infección es de 0,71 por 100.000 habitantes, en comparación con aproximadamente 29 por 100.000 para los Estados Unidos, según la Universidad Johns Hopkins.

En Cuba, al menos el 80 por ciento de los pacientes que alcanzan la etapa crítica se recuperan, debido al uso combinado de dos medicamentos. Uno es Heberon. Conocido por su nombre comercial, es un interferón antiviral llamado Alfa 2B Human Recombinant. El otro es un medicamento llamado Itolizumab, que se desarrolló en Cuba para tratar los linfomas y la leucemia. Juntos, los dos medicamentos son muy efectivos. Cuba acaba de anunciar que India lo producirá en masa para su uso en ese país. Al igual que gran parte del mundo industrial, los científicos e investigadores de Cuba están trabajando arduamente para mejorar los tratamientos y desarrollar una vacuna. Pero a diferencia de la industria farmacéutica capitalista, los medicamentos que Cuba produce son para la salud, no para obtener ganancias.

Logros de Cuba a pesar del bloqueo de EEUU

Uno podría haber pensado con el inicio de la pandemia de COVID-19 que las preocupaciones humanitarias guiarían a todos los gobiernos a trabajar juntos para superar una pandemia mundial.

No es el caso con el gobierno de los Estados Unidos, de hecho es lo contrario. El bloqueo económico de los EE.UU. en realidad se ha vuelto más severo, negando a Cuba el derecho a obtener medicamentos y suministros, no solo de los Estados Unidos sino también de otros países. Cuando China llevó aviones cargados de PPE y ventiladores a 50 países, su envío a Cuba fue bloqueado porque Washington amenazó con sanciones contra el transportista. En un doble ataque contra Venezuela y Cuba, los envíos de petróleo a Cuba también están bloqueados.

Cuba no ha escapado de las dificultades de la crisis económica mundial que ha afectado gravemente a todos los países. Pero en medio de una pandemia que ha devastado el mundo, el socialismo de Cuba está demostrando ser superior a cualquier cosa que el país más rico del mundo pueda reclamar. No hay comparación.

Los medios estadounidenses también ejercen un bloqueo con su autocensura del notable trabajo de Cuba para combatir el virus. Imagínese si la gente de los Estados Unidos supiera del logro de Cuba contra COVID-19, donde la gente experimenta infinitésimalmente menos casos de enfermedad y muerte en comparación con nuestro propio país. Muchas vidas se han perdido innecesariamente en los Estados Unidos, y las familias y la sociedad sufren las consecuencias.

El presidente cubano Díaz-Canel habló el 18 de julio para anunciar públicamente nuevas medidas económicas para superar los desafíos económicos. Los detalles serán revelados al público pronto. Sobre la lucha de Cuba frente a la pandemia, dijo:

“Con sensible carencia de recursos logramos controlar la pandemia y, aunque lamentamos la pérdida de 87 vidas por esa causa, que es mínima comparada con lo que pasa en el mundo, nos consuela y anima que no falleció ningún niño, ningún médico, ningún personal de la Salud; que no colapsó nuestro Sistema de Salud; que la gestión del Gobierno favoreció la acción integrada del Sistema de Salud cubano y de nuestros científicos con indiscutibles resultados; que nuestros protocolos médicos salvaron más vidas que los implementados en otros confines; que mantenemos una comunicación transparente y sistemática a la población y que hemos apoyado a decenas de países con nuestras brigadas médicas, ganando el respeto y la admiración del mundo.

“La Revolución, en su devenir histórico, ha probado de modo constante e invariable su vocación por la justicia social, y eso nadie lo puede dudar.  Nadie queda desamparado en nuestro país, así ha sido, así es y será siempre.  Nos debemos al pueblo al que pertenecemos, lo respetamos y queremos y para su bienestar trabajamos.

“Bajo esas premisas, que dan sentido a nuestras vidas, nos hemos planteado cómo enfrentar la nueva situación que impone el mundo pos-COVID-19, no solo para resistir, sino para avanzar y fortalecernos.”

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