Durante los últimos 11 meses, un movimiento de protesta masiva en todo Estados Unidos ha introducido la “desinversión” en el léxico del pueblo estadounidense. Si bien muchos se sorprendieron de que las instituciones gubernamentales y educativas a su alrededor tuvieran fondos invertidos en una ocupación extranjera genocida, el Movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (Boycott, Divestment and Sanctions Movement, BDS Movement) ha estado ganando impulso durante años. Inspirado por el movimiento antiapartheid sudafricano, el llamado palestino al boicot, la desinversión y sanciones insta a ejercer una presión no violenta sobre Israel hasta que cumpla con las normas del derecho internacional. En Cleveland, los trabajadores de la salud se han estado organizando para presionar a sus sistemas hospitalarios para que reconozcan el genocidio en Gaza y condenen los crímenes de Israel contra su profesión. Sin embargo, en Ohio, estas conexiones institucionales con Israel son más profundas de lo que parecen a primera vista.
Tras una visita en 1993 por el entonces gobernador George Voinovich, Ohio ha fomentado activamente una relación comercial con Israel. Hoy en día, la comunidad corporativa de Ohio está tan entrelazada con el gobierno sionista que, a pesar de clasificar cerca del fondo en cuento a crecimiento económico desde 1998, ocupa el puesto 12 entre los Estados de EE. UU. en cuanto a exportaciones a Israel. Los políticos de Ohio participan regularmente en delegaciones bipartidistas en Israel para explorar oportunidades de inversión y “ubicación conjunta” (un acuerdo en el que una empresa israelí establece una instalación en los Estados Unidos). Esta práctica construye y refuerza las relaciones entre capitalistas estadounidenses y nuevas empresas israelíes, particularmente en el campo de la biotecnología.
Propaganda racista y lavado de imagen
La narrativa de Israel como un centro milagroso de tecnología e innovación ha sido una herramienta para afirmar su legitimidad. Si bien esta línea ha sido presionada con fuerza desde el giro neoliberal de finales de la década de 1970, la historia del colonialismo y el biocapitalismo en Israel ha dado lugar específicamente a un centro próspero para la industria de la biotecnología. El barniz de la tecnología médica innovadora y la investigación es parte de la imagen de superioridad que Israel se esfuerza por proyectar al mundo: un faro de luz en una tierra hostil. Esto encaja muy bien con sus mensajes propagandísticos racistas y de lavado de imagen sobre “hacer florecer el desierto“.
Los “milagros” biotecnológicos de Israel siempre han estado respaldados por prácticas ilegales y poco éticas que deberían hacer que cualquier profesional médico cuestione su humanidad —por ejemplo, los informes que circulan sobre robo de órganos a palestinos detenidos y cadáveres profanados en el nombre de la investigación médica—. El gobierno de ocupación también ha admitido cosechar la piel de palestinos asesinados por el ejército israelí para llenar su banco de piel para los israelíes. A pesar de estas horribles violaciones éticas, Israel promueve con orgullo la ciencia y la tecnología médicas en su propaganda de “nación emergente”. Contaba con casi 500 firmas biotecnológicas activas en 2021, con 300 grupos de investigación y 30 centros académicos trabajando en investigación y desarrollo de bioconvergencia. De 2018 a 2022, con la ayuda de iniciativas gubernamentales y un marco regulatorio notablemente permisivo, este sector recaudó más de $3 mil millones.
Los profundos lazos de Israel con los hospitales de Cleveland
Las relaciones entre Israel y las instituciones médicas y educativas de Cleveland incluyen colaboraciones conjuntas de investigación y programas de capacitación. Después de un viaje en 2020 a la Universidad Technion en Haifa, el Centro Oncológico de la Universidad Case Western Reserve estableció asociaciones con múltiples instituciones para establecer proyectos de investigación y recaudar fondos de filántropos sionistas.
El Hospital Universitario de la Universidad Case Western Reserve (University Hospital, UH) también está afiliado a Technion, y trae estudiantes de medicina de cuarto año de Technion a Cleveland para que trabajen en ubicaciones del Hospital Universitario y facilitar una mayor colaboración entre las dos instituciones. Esta relación funciona como un programa de intercambio que expone a los participantes a la ideología sionista.
Cleveland Clinic, el empleador privado más grande del noreste de Ohio, es el cofundador del Centro de Nanomedicina Transformativa con la Universidad Hebrea, que otorgó subvenciones para la colaboración entre investigadores de ambas instituciones. El Centro fue iniciado con un donación de $2 millones del inversor inmobiliario de Cleveland Victor Cohn.
Poderosos intereses empresariales y políticos
Las organizaciones y personas que forman parte de esta red de colaboración con instituciones israelíes han desempeñado un papel clave en la región durante décadas. Esta participación abarca desde líderes en el complejo industrial sin fines de lucro a empresas de inversión con bolsillos profundos e incubadoras que facilitan la colaboración entre el gobierno criminal sionista y la comunidad empresarial de Cleveland. Un ejemplo bien documentado de esta dinámica es BioEnterprise, una incubadora de empresas que comenzó como un acelerador de biotecnologíaamorfo en la Universidad Case Western Reserve y terminó en una espectacular implosión de escándalo y corrupción en 2020.
A pesar del escándalo, personas clave en esa saga aún se pueden encontrar en posiciones de poder por toda la ciudad, desde organizaciones sin fines de lucro hasta el gobierno municipal, donde continúan promoviendo una agenda prosionista.
Grietas en los cimientos
En conjunto, las interconexiones entre las instituciones israelíes y la industria médica y de investigación de Cleveland pueden parecer insuperables, pero nuestro punto de vista a la vanguardia de la lucha ilumina las grietas en los cimientos. La creciente voz del movimiento popular por los derechos humanos y la transparencia institucional está comenzando a ahogar el decrépito zumbido del estatus quo. Aquellos que han operado con impunidad finalmente se encuentran con la resistencia de un movimiento de masas con una coalición organizada de la clase trabajadora a la cabeza.
Foto destacada: Trabajadores de la salud en Cleveland marchan el 5 de junio cerca de la Clínica Cleveland para exigir que sus instituciones reconozcan el genocidio en Gaza. Foto de Liberation News