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Netanyahu rechaza una tregua, promete una masacre mucho peor en Rafah

El Primer Ministro israelí Netanyahu acabó hoy con las esperanzas que aceptaría unapropuesta de tregua presentada por la resistencia palestina, y , y en su lugar, ha prometido seguir adelante con una nueva fase del genocidio que se perfila como la más sangrienta y escalofreantehasta la fecha. En un discurso pronunciado hoy junto al Secretario de Estado estadounidense Blinken, Netanyahu anunció que la maquinaria bélica israelí continuaría “hasta el final,” y añadió que “No hay otra solución que la victoria total.” Continúo diciendo, que para lograrlo, ordenó que las tropas israelíes “se preparen para operar” dentro de la zona en el extremo sur de Gaza–Rafah.

Los comentarios de Netanyahu se sumaron a las declaraciones de su ministro de defensa Yoav Gallant, quien dijo el lunes, “también llegaremos a los lugares donde todavía no hemos luchado en el centro y el sur de la franja, y especialmente en el último centro de gravedad que queda en manos de Hamas–Rafah.”

Resulta difícil expresar con palabras el tremendo sufrimiento y la muerte generalizada que causaría tal operación militar. Mientras el ejército israelí, apoyado por los EE.UU., arrasaba r Gaza, la población fue desplazada cada vez más hacia el sur.Gaza está dividida en cinco provincias, y Rafah es la región más al sur que bordea Egipto. Antes de la guerra, la población en la ciudad de Rafah era menos de 200,000, y menos de 300,000 vivían en toda la región de Rafah. Pero desde que empezó el genocidio, la mayoría de la población de Gaza ha huído ahí, aumentando la población de la provincia a 1.5 millones. 

Rafah es pequeña– unos 25 kilómetros cuadrados. Eso es aproximadamente el mismo tamaño que Newark, Nueva Jersey, y como la mitad del tamaño de San Francisco. La densidad demográfica de la población de Rafah es ahora el doble de la de Nueva York.

Las y los refugiados palestinos que han sido forzosamente desplazados a esta región por la embestida estadounidense-israelíestán viviendo bajo condiciones deplorables. Las familias no tienen otra opción más que dormir en carpas improvisadas o simplemente a la intemperie. Abundan la hambruna y las enfermedades. El portavoz de la Oficina por la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU calificó a Rafah como “una olla a presión de desesperación”. El Secretario General de la ONU Antonio Guterres afirmó que la situación en Rafah es “una pesadilla humanitaria”.

Además, el ejército israelí se ha comprometido a irrumpir con toda su fuerza en la zona. La pérdida de vidas podría ser  fácilmente la peor que hemos visto hasta la fecha, ya que  la población atrapada está sometida a un bombardeo constante e indiscriminado desde el aire, tierra, y mar–un bombardeo llevado a cabo por armas financiadas con dinero de los contribuyentes estadounidenses. La ofensiva contra Rafah también tiene detrás una siniestra motivación política. Desde que empezó el genocidio, los líderes del régimen israelí han promovido abiertamente la expulsión permanente de la población palestina de Gaza, a veces usando el eufemismo de la “migración voluntaria” de los palestinos fuera de Gaza. Bajo esta visión torcida, la mayoría de la gente de Gaza sería desplazada a la península Sinaí— la región de Egipto situada justo al lado de Rafah. 

El pueblo palestino se ha mantenido firme en su resistencía y se rehúsa a dejar su tierra. Israel, con el apoyo de la administración Biden, está aumentando la violencia a nuevos niveles escalofriantes en un vano intento de amedrentar a los palestinos hasta la rendición.

Joe Biden, el principal proveedor de armas y patrocinador político de Israel, tiene el poder de poner alto a la posibilidad de una ofensiva en contra de Rafah. Mientras el régimen del apartheid se prepara para lo que espera que sea el final sangriento de su guerra contra Gaza, ahora es el momento de levantarse en solidaridad con aún más fuerza que antes.

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