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No a la intervención militar de Estados Unidos en Libia

En
las últimas horas, el Pentágono ha movilizado fuerzas navales y
aéreas directamente frente a la costa de Libia en preparación para
una escalada de intervención militar contra el gobierno de ese país.

En
los últimos días, los Estados Unidos, el Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas, Gran Bretaña y la Unión Europea han impuesto
sanciones contra el gobierno de Gadafi existiendo ahora un debate
abierto sobre la aplicación de una zona de exclusión aérea. El
primer ministro británico, David Cameron, está discutiendo la
“utilización de recursos militaresEl”, mientras que los
gobiernos de EE.UU. y  Francia dijeron que “no hay
nada fuera de la mesa.”

La
guerra civil en Libia no es de inspiración foránea, pero los países
imperialistas están intentando aprovecharse de la situación y
resolverla a su favor.  El imperialismo estadounidense y
británico se centra sobre todo, en tener un gobierno libio que pueda
garantizar un control permanente de sus recursos petroleros. Libia
posee las mayores reservas de petróleo en África, por un monto de
47 mil millones de barriles. Si pudiera, el Pentágono, sin
duda, le gustaría establecer bases militares en suelo libio.

“Altos
funcionarios militares en Washington también han estado buscando
otras opciones, incluyendo “zonas de seguridad” para las
personas que huyen del régimen, asegurar los puertos, aeropuertos y
campos y de garantizar un intento de establecer un nuevo
gobierno”, afirma el diario británico Financial Times.

La
reciente escalada del gobierno de EE.UU. apunta hacia una
intervención militar. Estas son peligrosas provocaciones que
amenazan con escalar rápidamente la guerra civil en Libia. Todos
los países correctamente consideran la imposición de zonas de
exclusión aérea como actos de guerra que directamente violan la
soberanía nacional. Es
esencial que todas las fuerzas progresistas y anti-guerra en
los Estados Unidos se unan ahora para oponerse a la intervención
militar de EE.UU,
a la imposición de zonas de exclusión aérea y
otros actos de intervención extranjera cuyo objetivo es el control
de Libia.  

No
creamos en los pretextos de una intervención humanitaria

Se
informó hoy que Arabia Saudita comenzó a enviar los tanques a
Bahrein para ayudar a reprimir a los jóvenes que piden la expulsión
del rey. Tal descarada acción militar no hubiera sido posible
sin el consentimiento del gobierno de Estados Unidos, que, como el
New York Times admitió este fin de semana, ha estado
cuidadosamente “consultando” a los monarcas del
Golfo. ¿Cómo es posible que el mismo gobierno que envía
tanques para reprimir a la democracia en un país puede intervenir en
nombre de ella en otro? No lo es. 

Mientras  el
gobierno de los EE.UU. apoya la represión de Arabia Saudita en
contra del movimiento pro-democracia en Bahrein, está también
ofreciendo apoyo militar a las fuerzas “pro-democracia” en
Libia. La secretaria de Estado Hillary Clinton declaró su
disposición a “ofrecer cualquier tipo de asistencia.” 

El
gobierno de EE.UU., actuando a veces por medio de la ONU, ha
utilizado una y otra vez el pretexto de ayuda “humanitaria”
para iniciar acciones militares que conduzcan a una guerra más
amplia. Las ocupaciones de Irak y Afganistán han usado una
variedad de pretextos falsos: protección de las minorías étnicas,
eliminación de dictadores, promoción de la democracia, defensa de
los derechos de la mujer, etc.  Cada uno de estos pretextos
ha sido una mentira descarada. El ejército de EE.UU. ni ahora,
ni nunca, ha operado en base a los intereses de la paz y la
democracia. Existe como una institución para proteger y ampliar
los intereses geopolíticos y estratégicos de EE.UU. y sólo se
utilizarán con ese motivo.

Los
EE.UU. y los gobiernos europeos están aterrorizados ante la
propagación de las revueltas árabes, que ponen en peligro todo la
estructura de poder que por décadas ha entregado los beneficios y el
poder a los países imperialistas. Ellos no quieren tener nada
más que  botas pro-imperialistas en el terreno en la
región, y redefinirse como “amigos” de la democracia. Pero
tienen miedo de la democracia real en el mundo árabe, la cual
reevaluaría la autodeterminación de la región y rompería las
relaciones clientelares con Occidente. El gobierno de EE.UU. espera que las revueltas terminen en la democracia de papel únicamente, aplacando a los alzados en rebelión, pero manteniendo las mismas estructuras económicas.

Debemos
recordar que la Casa Blanca justificó tanto la guerra de Corea y la
de Vietnam como intervenciones para ayudar a “salvar la
democracia” en medio de guerras civiles.  La primera
guerra de Irak fue supuestamente para “salvar” al pueblo de
Kuwait por parte de EEUU y la intervención de la ONU en Somalia fue
autorizado para proporcionar “seguridad” para una misión
humanitaria, pero simplemente causó muerte y destrucción. El
bombardeo cruel de Yugoslavia fue racionalizado como la única
manera de salvar a los bosnios y los albaneses. Fuerzas asesinas de
la ONU han ocupado Haití desde hace años bajo el falso pretexto de
“restaurar la estabilidad.”

De
hecho, las mismas razones de “la democracia” se han dado para
todas intervenciones militares europeas y de los EE.UU. Es sólo
a través de este tipo de engaño de las masas—la manipulación de
los anhelos de libertad de los pueblos, el deseo de un
mundo más democrático—que el imperialismo es capaz de funcionar en
absoluto. Si se revelara por qué están realmente
interviniendo, nadie apoyaría sus misiones con fines de lucro. 

¿Cómo
ve el  imperialismo de EE.UU.  la forma de
gobierno en Libia y en otros lugares?

La
forma de gobierno en cualquier país del Oriente Medio es motivo de
interés y preocupación para el imperialismo. Washington ha
apoyado y financiado las dictaduras más crueles posibles y ha sido
un enemigo de las aspiraciones democráticas de los pueblos de la
región.  EE.UU. se opone a una auténtica democracia,
porque un pueblo libre pondría al Oriente Medio en contradicción
con los designios coloniales del imperialismo y su estado cliente en
Tel Aviv.

Aunque
ni Gadafi ni la oposición se refieren a su conflicto como una guerra
civil, esto es lo que ha surgido. Gran parte del país está
bajo el control de la oposición, pero Gadafi ha disfrutado de un
mayor apoyo en la ciudad capital de Trípoli, que alberga un tercio
de la población del país. Esto se explica en parte porque los
programas de bienestar social se han desarrollado más en la
ciudad,  financiados a cuenta de los enormes ingresos
petroleros del país. Los campos petroleros están en gran parte
en la región oriental del país, que ha sido el centro de la
revuelta. No es posible determinar a la distancia el grado de
lealtad al gobierno que tiene la base social que tradicionalmente ha
apoyado al gobierno de Gaddafi. 

La
revuelta en Libia contra el gobierno de Gaddafi tomó rápidamente
giros de una guerra civil al separarse del gobierno de Gaddafi amplios
sectores del aparato del Estado libio, incluyendo militares, policías
y cuerpos de seguridad del régimen. De hecho, estas fuerzas son
las que constituyen el liderazgo del alzamiento.

La
revuelta, sin embargo, no es homogénea. El
Consejo Nacional de Libia, que controla las ciudades ricas en
petróleo de Bengasi y otros en el Este, aparece dividido
internamente. Dos de los ex ministros de Gadafi, el de la
justicia y del interior, aseguran liderar al Consejo y han emitido
declaraciones que se declara un gobierno provisional y una marcha
militar contra Trípoli. Otros ex altos funcionarios del régimen
de Gaddafi, incluido el embajador ante la ONU, están solicitando la
intervención de EE.UU. y de occidente.

Otro
portavoz del Consejo, Hafiz Ghoga, dice que no existe tal gobierno
interino, y ha declarado: “Estamos completamente en contra de la
intervención extranjera.” La oposición no sólo incluye
los elementos antiguos del gobierno de Gaddafi y el aparato estatal,
sino también trabajadores y estudiantes que tienen muchas quejas
válidas y han estado sufriendo los efectos del desempleo, la
desigualdad y las reformas neoliberales.

El Frente Nacional
para la Salvación de Libia, que ha estado haciendo en todos los
medios de comunicación occidentales llamados a imponer las zonas de
exclusión aérea, es un grupo de exiliados entrenado por la CIA y no
es claro si se ha jugado un papel significativo en la
revuelta.

Libia y toda la región se encuentran en grave
peligro ante el fantasma de la intervención militar de EE.UU. Sólo
el pueblo de Libia debe determinar su propio destino. Existe
indudablemente una considerable conciencia en el pueblo libio sobre
los peligros de la intervención occidental. 

No
nos dejemos engañar! Hay que oponerse
a  la intervención de EE.UU. y la ONU en Libia.  Libre
determinación para el pueblo de Libia y de todos los pueblos que
luchan en el Oriente Medio!

NOTA:
traducido al espanol por Carlos Escorcia Polanco

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