actEspañol

Para salvar el planeta—¡Necesitamos una revolución!

SOLAR_ENERGY__920_613_80
Cuba es el único país en el mundo reconocido como un país ecológicamente sostenible.

Originalmente publicada en Liberación Periodico, mayo 2015

En ciudades alrededor de los Estados Unidos y por todo el mundo, el pueblo está harto y exigiendo acción para frenar la crisis ambiental enfrentando la humanidad. De la fuga de gases mortales y los derrames de petróleo hasta el “fracking”, la contaminación y la escasez de agua, se está viendo más y más que el planeta está perdiendo su habilidad de sostener la vida planetaria bajo el actual sistema capitalista.

Aunque los ricos y poderosos ferozmente se oponen al movimiento ambiental, hay un tipo de retórica que ahora se acepta en la opinión cotidiana de la clase gobernante. “Haciéndose verde”—adoptando políticas superficiales que limitan la “huella de carbono” del individuo—es en la mayoría de los casos una práctica oficialmente patrocinada.

Aunque el desarrollo de una cultura más consciente del medio ambiente puede tener un impacto cumulativo y es importante, el problema es mucho más profundo que el uso de bolsas plásticas o el uso de focos ineficientes. Necesitamos ir a la raíz del modelo económico de la sociedad para encontrar una solución a las amenazas urgentes que enfrenta el planeta.

La destrucción del medio ambiente es inevitable bajo el capitalismo

Karl Marx mostró que aunque el sistema económico del capitalismo, basado en la propiedad privada y la búsqueda de ganancias, había revolucionado las fuerzas productivas y relaciones sociales, se convertiría con el paso del tiempo  a ser freno al progreso humano, una contradicción que en dado momento resultaría en una revolución social.

Porque el capitalismo expande la producción por su propias necesidades—basado en la competencia y ganancias—es incapaz de enfrentar el reto de combustibles fósiles. El sustento de la industria y transporte moderno capitalista son las fuentes energéticas basado en los combustibles—carbón, petróleo y gas natural (metano), junto con los cultivos producidos para los biocombustibles (etanol).

Desde 1750, poco antes del inicio de la Revolución Industrial, los niveles del dióxido de carbono en la atmósfera han crecido de 280 partes por millón hasta llegar al nivel actual de 400 ppm, reflejando el nivel del desarrollo industrial en ese periodo.

Este acrecimiento es lo que ha causado que la temperatura promedia de la superficie global del planeta Tierra aumentara.

La cantidad del dióxido de carbono en la atmósfera tiene que ser reducido a por lo menos 350 ppm, según el principal científico medio ambiental James Hansen, para detener el patrón del calentamiento planetario y prevenir una catástrofe global en la cual enormes áreas del planeta serán inhabitables.

La razón para tomar acción para prevenir un catástrofe climático es fuerte. Pero aquellos que históricamente son responsable por la mayoría de las emisiones, los países capitalistas del Occidente, no quieren hacer ningún cambio impactante porque la producción económica está controlada por las grandes corporaciones y los bancos, en vez de un gobierno del pueblo. Para aquellos que controlan las industrias productivas, todo lo que les importa son las ganancias de cada trimestre—no la salud del pueblo ni del planeta.

Hay una alternativa. Cuba ha mostrado que sí lo hay. Cuba fue designado por el Fondo Mundial de la Flora y Fauna (WWF por sus siglas en inglés) como la única nación viviendo sosteniblemente en el plantea. Esto significa que el país otorga las necesidades de salud y educación para su población sin exceder su huella ecológica.

Aunque el progreso medio ambiental de Cuba se presenta en los medios como una respuesta accidental de la población en reacción a las restricciones del bloqueo y las consecuencias del colapso de la Unión Soviética, no se debe olvidar el gran número de políticas y leyes bien planificadas y conscientes que se han aprobado por los años para proteger el medio ambiente cubano.

Más que nada, Cuba es una economía planificada. En vez de decisiones económicas hechas por un pequeño grupo de capitalistas super ricos, en un país como Cuba, los bienes están producidos y distribuidos de acuerdo a un plan basado en la cooperación en vez de la explotación laboral. Los cubanos tienen aportación en su planes económicos dentro de su vecindario y asambleas de trabajo, igual como las organizaciones de base representando a grupos como mujeres, estudiantes, campesinos y trabajadores. El pueblo cubano hace decisiones basadas en las necesidades del ser humano.

Cuba ha podido implementar políticas para defender el medio ambiente porque el país tuvo una revolución y se dedicó a construir el socialismo—donde el bienestar del pueblo y la salud de largo plazo del planeta toma prioridad a cualquier ganancia temporal. El sistema socialista puede existir en los Estados Unidos y en otros países también, pero requiere un cambio fundamental del poder de los banqueros y los dueños de corporaciones para que esté en las manos del pueblo trabajador y oprimido.

Related Articles

Back to top button