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¿Por qué los crímenes de odio contra los asiático-americanos?

Foto: El entonces vicepresidente Joe Biden visita a las tropas estadounidenses que ocuparon Corea en el 2013. Crédito: Ejército de los EE.UU. / Sargento Brian Gibbon

“El imperialismo es la causa fundamental del racismo. Es la ideología que defiende el dominio y la explotación colonial. Es la ideología que engendra el fascismo, con razón condenada por la gente civilizada del mundo ” – Claudia Jones

Durante el año pasado, hemos visto un aumento alarmante de la violencia racista dirigida contra los estadounidenses de origen asiático. Un informe de las Naciones Unidas identificó más de 1.800 incidentes racistas contra estadounidenses de origen asiático durante un período de ocho semanas entre marzo y mayo del 2020. Estos ataques han incluido la denegación de acceso a espacios públicos, acoso verbal, agresión física, vandalismo y, en varios casos, incluso asesinato. Además, estos incidentes se han dirigido a los ancianos y a los más vulnerables. Esta ola de ataques ha provocado pánico y confusión entre los asiático-americanos y nos obliga a cuestionar: ¿Qué está motivando estos crueles y cobardes ataques? ¿Son una respuesta puramente orgánica y espontánea a los acontecimientos actuales?


“JUSTO AHORA: Un hombre ha sido arrestado por presuntamente atacar y matar a Juanito Falcón, de 74 años, sin razón aparente. La policía de Phoenix dice que sucedió el mes pasado cerca de 17th Ave y Bethany Home Road.
– ABC15 Arizona (@ abc15) 4 de marzo del 2021”

Estos ataques han continuado en el 2021 con poca acción para detenerlos. Algunos activistas asiático-americanos sostienen la creencia errónea de que la violencia se debe a la falta de representación diversa en los medios. Sin embargo, la cobertura de los medios sobre la violencia reciente se ha centrado en las voces más reaccionarias que intentan abrir una brecha entre las comunidades negras y asiáticas, ignorando el trabajo crítico de solidaridad que llevan a cabo varios grupos negros y asiáticos en todo el país.

Heridos y traumatizados por esta avalancha de violencia racista, los activistas han hecho llamamientos vagos y contradictorios para una mayor representación en los medios, vigilancia comunitaria y cambio de políticas, así como más vigilancia policial, como formas de resolver estos ataques. Sin embargo, debemos darnos cuenta de que las instituciones capitalistas como la policía y los principales medios de comunicación no ofrecen un camino viable para poner fin a estos ataques; estas instituciones han sido de hecho una de las principales causas del problema.

“… estos ataques son producto de una viciosa campaña de propaganda contra China impulsada por la máquina de guerra del Pentágono”.

Además, la narrativa de los medios dominantes no tienen en cuenta el hecho de que estos ataques son producto de una viciosa campaña de propaganda contra China impulsada por la máquina de guerra del Pentágono. Esto está interactuando con el adoctrinamiento racista ya existente para inspirar un odio intenso y activo hacia los estadounidenses de origen asiático de todas las nacionalidades. Esta campaña xenofóbica es promovida por políticos estadounidenses y sus medios de comunicación.

Brutalidad policial y violencia estatal

En gran parte ausente de esta discusión en curso está el papel de la policía y el estado capitalista. Los medios de comunicación han hecho un excelente trabajo al describir estos actos violentos como ataques interpersonales e individuales. Algo que borra convenientemente la brutalidad policial y la violencia estatal como contribuyentes a esta creciente agresión contra la clase trabajadora asiático-americana.

Los estadounidenses de origen asiático no son ajenos al perfil racial y la brutalidad policial. Ciertamente, no Sureshbhai Patel, a quien se utilizó fuerza excesiva debido a una barrera del idioma y ni siquiera estaba armado, o David Dao, un médico que fue sacado a rastras de un vuelo y golpeado por agentes de seguridad. Pero no es solo brutalidad policial, también es asesinato policial. Las familias de Fong Lee, de 19 años, y Tommy Le, de 20, continúan buscando justicia para sus hijos que fueron brutalmente asesinados por la policía. En dos incidentes separados, Christian Hall, de 19 años, y Angelo Quinto, 30, estaban experimentando crisis de salud mental cuando ambos fueron asesinados por estos llamados servicios de protección.


“El hombre arrastrado del vuelo de United sufrió conmoción cerebral, dientes rotos y lesión en los senos nasales, planea presentar una demanda, dice el abogado
– CNN Breaking News (@cnnbrk) 13 de abril del 2017”

En lugar de quitarle fondos a la policía, el presidencial “Memorando de condena y combate al racismo, la xenofobia y la intolerancia contra los estadounidenses de origen asiático” disfraza hábilmente un llamado para expandir más poderes a estas agencias. El memorando descarta por completo el hecho de que son estas agencias las que apoyan la discriminación y el acoso contra la clase trabajadora asiático-estadounidense. Es un espejismo que los estadounidenses de origen asiático tengan una relación positiva con la policía y la idea de que de alguna manera nos beneficiaremos de más vigilancia es una mentira peligrosa.

¿Es simplemente culpa de Trump?

Y aunque el Memorando del presidente Biden parece condenar la violencia racista reciente, en realidad su memo intenta echarle toda la culpa a Trump y a su administración. Es cierto que Trump vertió gasolina sobre los sentimientos racistas ya existentes hacia los estadounidenses de origen asiático al referirse al virus COVID-19 como la “gripe de China” y al contar una amplia gama de otras mentiras demagógicas. Combinar al COVID-19 con el pueblo chino pone en peligro a los estadounidenses de origen asiáticoatacados por las personas envalentonadas por el racismo cruel de Trump.

Pero tanto las administraciones de Trump como las de Biden y su retórica tienen la culpa del reciente aumento de las actitudes y acciones xenofóbicas. La continuación de Biden e incluso el aumento de la retórica agresiva y una acumulación militar histórica contra China son amenaza para el pueblo chino y, por extensión, el pueblo asiático en su conjunto. De hecho, la retórica anti-China apenas velada de la administración Biden permite y envalentona la violencia racista precisamente que el Memorando aparentemente busca condenar.

Es imperativo reconocer que esta carta de sentirse bien sirve como una forma para que la administración presente una cara de inclusión, representación y diversidad para esconderse detrás y evitar críticas mientras su motivo ulterior, instigar una nueva Guerra Fría con China, sigue desenfrenado.

Raíces profundas del racismo anti-asiático

Existe una larga e infame historia de racismo contra los asiáticos en los Estados Unidos. Desde la década del 1840, la clase capitalista estadounidense ha explotado la mano de obra barata y “no calificada” a gran escala extraída de varias partes de Asia. El sistema “culi” trajo trabajadores chinos y otros trabajadores del este y sur de Asia a los Estados Unidos y ejemplifica la relación simbiótica del capitalismo y el racismo.

La importación de mano de obra barata de varias partes de Asia fue la base del sentimiento anti-chino entre los trabajadores blancos, que veían a los trabajadores chinos como competidores en la búsqueda de trabajo. Finalmente, este sentimiento racista desencadenó la firma de la Ley de Exclusión de Chinos en el 1882, que prohibió a todos los chinos – y otros asiáticos que fueron confundidos con chinos por “parecer chino” – ingresar a los Estados Unidos.

A pesar de que algunas personas abogaron por la migración china y contra el nativismo estadounidense, incluyendo Frederick Douglass, la Ley de Exclusión China no fue revocada hasta el 1942. Incluso después de su derogación, la Ley de Exclusión China mostró la naturaleza inextricablemente vinculada del racismo al capitalismo, y hoy en día sirve para comprender cómo funciona la xenofobia en la actualidad.

Xenofobia: Internacional e Interpersonal

Hay dos factores en juego en la reciente ola de crímenes de odio: Primero hay una historia larga de adoctrinamiento anti-asiático y anti-comunista en este país; y segundo hay una nueva ola de xenofobia. La propaganda de hoy no completamente controla las actitudes racistas de la gente; en vez, estos dos factores ejercen una influencia mutua en uno a otro. Esta nueva propaganda está interactuando con la larga existencia del racismo en la sociedad, intensificando la tendencia histórica de intolerancia contra asiático-americanos de todas las nacionalidades.

A pesar de estar concentrado en contra de China y el gobierno chino, la reciente ola de propaganda está induciendo despreciables crímenes contra individuos asiáticos. ¿Pero cómo trabaja esta conexión? Los estadounidenses han sido entrenados por siglos a pensar en términos del Peligro Amarillo. Durante la Guerra Fría, la población fue intensamente adoctrinada con propaganda anti-comunista. Aunque la cobertura actual sobre China no es réplica de las frases crudas y explícitamente de contenido supremacista blanca — como el lenguaje de 50 o 100 años atrás — sin embargo, la larga historia de adoctrinamiento racista contribuye a que la gente orgánicamente intensifique y afile su racismo anti-asiático. Es suficiente decir, “existe el COVID-19 porque se propagó a través de mercados húmedos,” para difundir ideas sobre cómo la gente asiática presenta una amenaza.

Esto no es una coincidencia. La clase capitalista sabe que necesita adoctrinar a la clase trabajadora con la ideología racista porque será fundamental en caso de conflicto con China. Saben que, en caso de una nueva guerra, las víctimas del imperialismo estadounidense deben ser vistas como no completamente humanas. Quieren capacitar a la población para que ignore las voces que inevitablemente se opondrán a esa guerra. Necesitamos entender que la ola actual de propaganda anti-China no crea accidentalmente odio hacia los asiáticos, sino que lo hace deliberadamente.

Existe un precedente reciente de crímenes de odio inspirados en la propaganda racista que apoya las ambición imperialista de los Estados Unidos. A raíz de los ataques del 11 de septiembre, los principales medios de comunicación difundieron islamofobia las 24 horas del día a través de noticias, películas, libros y otros medios. Esto resultó en miles de ataques. Esta islamofobia jugó un papel clave en la justificación de las posteriores invasiones y ocupaciones de países del Oriente Medio. Al igual que lo que sucede hoy, los ataques posteriores al 11 de septiembre no solo lastimaron a personas que eran musulmanas, sino que hubo crímenes de odio contra otras personas como los sijs y los hindúes que, según los racistas, provenían de la misma parte del mundo.

Observar lo que hizo los Estados Unidos después del 11 de septiembre es imprescindible para comprender los ataques que ocurren hoy. La respuesta islamofóbica del estado a los ataques del 11 de septiembre fue mucho más intensa que la xenofobia que vemos hoy, pero es un ejemplo de la misma dinámica en la que se promueve la intolerancia en la sociedad para facilitar los objetivos del imperialismo estadounidense. El entorno de los medios de comunicación de hoy todavía existe para justificar un posible conflicto con China, y todavía sirve para deshumanizar a todos los estadounidenses de origen asiático de formas que resultan en crímenes de odio.

El caso trágico de Vincent Chin proporciona un ejemplo instructivo del racismo anti-asiático que se extiende más allá de la etnia del objetivo inicial. Chin, un joven de ascendencia china, fue asesinado en junio del 1982 en Detroit, debido al resentimiento por el percibido papel de la industria automotriz japonés en el descenso de la industria automotriz estadounidense.

El imperialismo está en la raíz del racismo

Para contextualizar adecuadamente este problema, es crucial comprender el conflicto global en evolución y el circuito de retroalimentación entre el inminente conflicto con China y la difusión de ideas racistas.

Con respecto a China, Biden no es mejor que Trump. Hacia el final del mandato de Obama, Estados Unidos comenzó su “giro hacia Asia”, preparación militar dirigida contra China. En ese sentido, Biden continúa con el legado de Obama. El giro hacia Asia fue una decisión política explícita para disminuir la “Guerra contra el Terrorismo” en el Medio Oriente, y en cambio, centrarse en el “conflicto de grandes potencias” entre los Estados Unidos y China. Este conflicto existe en su esencia porque el imperialismo estadounidense no puede tolerar la existencia de otra superpotencia y la restauración de un mundo multipolar, en el que se desafía la hegemonía estadounidense.

La reciente ola de propaganda y xenofobia ha evolucionado lentamente desde que comenzó el giro hacia Asia. En los últimos años, hemos visto a muchos científicos chino-estadounidenses convertirse en víctimas de la caza de brujas, expulsados de sus puestos – y fuera de los Estados Unidos – debido a la “amenaza a la seguridad nacional” que supuestamente representan. El venenoso periódico anticomunista Epoch Times ha construido un imperio mediático y está adoctrinando a millones con su retórica descuidada y odiosa contra China.

La xenofobia ha llegado a un punto en los Estados Unidos en el que regularmente se lanzan acusaciones caricaturescas contra China, y casi no enfrentan críticas. Regularmente leemos titulares absurdos, que van desde la “diplomacia de la trampa de la deuda” hasta “los super soldados chinos vienen”.

La creciente intensidad de la propaganda estadounidense refleja la creciente intensidad del conflicto entre los Estados Unidos y China. El desafío de China al control del mundo por Washington y Wall Street se está intensificando. A través de la “Iniciativa de la Franja y la Ruta” (BRI) de China, (también conocida como la Nueva Ruta de la Seda) China está invirtiendo aproximadamente $1.000.000.000.000 en infraestructura en Asia, África y Europa. Este proyecto permitirá a China desarrollar mercados hacia el oeste y podría ayudar a China a “desacoplar” su economía de los Estados Unidos. China también está desempeñando un papel constructivo a nivel internacional en la producción y distribución de su vacuna contra el coronavirus a los países que luchan por adquirir dosis, un marcado contraste con el papel desempeñado por el gobierno de los Estados Unidos.

Vale la pena señalar que la ola de ataques a los asiáticos se está produciendo en todo el mundo en lugares que están del lado de los Estados Unidos en su enfrentamiento con China. Recientemente se han producido ataques en el Reino Unido y en Australia. El ataque en Australia es particularmente digno de mención porque el agresor hizo declaraciones explícitamente anticomunistas durante el ataque y porque el conflicto comercial de Australia con China se está volviendo particularmente intenso. Esto nos ayuda a profundizar nuestra comprensión de la procedencia de estos ataques. Son causados por la propaganda que surge de la nueva Guerra Fría contra China.

La unidad multinacional y la lucha contra el racismo

Como socialistas, entendemos que estos crímenes de odio no se pueden divorciar de la política internacional. Entendemos que los medios de comunicación son cómplices de estos ataques, como efecto secundario del uso de la xenofobia para promover una agenda imperialista. Para eliminar verdaderamente estos ataques y los futuros, debemos construir un movimiento obrero multinacional y terminar con el dominio de un pequeño puñado de banqueros, directores ejecutivos y generales del Pentágono sobre la sociedad. Esta es la única forma de prevenir una nueva campaña similar contra el próximo grupo de personas en la mira.

Al reflexionar sobre la ola actual de despreciables crímenes de odio, sería una tontería ignorar la intensa propaganda anti-China a la que todos estamos expuestos. De repente, todos los días, escuchamos mentiras como “China te enfermó” y “China nos está espiando”. De repente, al mismo tiempo, también estamos viendo una ola supuestamente “espontánea” de crímenes de odio contra los estadounidenses de origen asiático.

Cuando el próximo vietnamita, filipino o chino sea asesinado, estaríamos haciendo un deservicio a todos los estadounidenses de origen asiático al fingir que el ataque no está relacionado con la propaganda anti-China impulsada por la clase dominante. Si vamos a desarrollar estrategias efectivas para combatir la ola actual de crímenes de odio, debemos comprender la conexión entre lo internacional y lo interpersonal. No podemos luchar contra estos ataques ignorando su causa raíz.

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