Ron Paul y el Tea Party: enemigos de trabajadores

El 99% representa
a la vasta mayoría de la sociedad estadounidense bajo el capitalismo. Somos los
que no tenemos bancos, fábricas ni empresas. Somos los que no nos lucramos de
la explotación de la mano de obra de trabajadores.

Aunque nos
unifica nuestra posición en contraste al minúsculo 1% de multimillonarios que
son los dueños de todo, el 99% venimos de diversos sectores sociales
—diferentes nacionalidades, géneros y orientaciones sexuales. También existen
diferentes tendencias ideológicas dentro del 99%, algunas de las cuales tienen
profundas contradicciones con otras. Estas diferencias han salido al primer
plano dentro del movimiento de los Indignados.

Aunque la mayoría
de los Indignados están enojados por los males del capitalismo y quieren ver
más justicia e igualdad, una pequeña minoría que se hace escuchar tiene una
agenda más estrecha. Ella utiliza una retórica antigubernamental, pero está basada
en el racismo, la intolerancia y la lealtad al capitalismo.

Muchos de estos
últimos apoyan al Congresista Ron Paul. En el Congreso es un Republicano, pero
también está vinculado con la ideología de los Libertarios (Libertarians).
Dicha corriente se opone a los programas sociales y a cualquier restricción
sobre el mercado capitalista. Abogan por el individualismo, viendo cualquier
tipo de solidaridad come “colectivismo”. Paul es el niño favorito del
derechista Tea Party.

Al arremeterse
contra los gastos sociales, los libertarios se valen de la tendencia errónea de
culpar la injerencia del gobierno en la economía por los males del capitalismo;
en vez de culpar la agresión premeditada en contra de la clase trabajadora por
parte de los capitalistas. En algunos temas, como la Ley de Seguridad Nacional,
la guerra contra las drogas y las guerras en Irak y Afganistán, Ron Paul parece
ser un progresista. Pero no lo es. El programa de los libertarios representa un
callejón sin salida para la clase trabajadora y los pobres.

¿Puede haber unidad con los libertarios?

El movimiento de
los Indignados logrado señalar las diferencias sociales que existen entre los
ricos y los pobres. Pero definir el tipo de sociedad se vuelve una tarea
urgente. ¿En que contexto se debe forjar unidad y con quién? ¿Deben los
trabajadores y los desempleados formar alianzas con aquellos que también
trabajan, pero que tienen una filosofía derechista?

La unidad se
forja a través de la participación en la lucha de clases y por medio del
desarrollo y construcción de metas políticas comunes. Cuando nos manifestamos,
nos organizamos, acampamos y luchamos contra el sistema, podemos unirnos con
todos los sectores de la clase trabajadora que son oprimidos por el sistema
capitalista. La base de nuestra unidad es el odio al sistema en quiebra. Pero
sólo podemos construir un movimiento unificado si estamos en el mismo lado de
la división de clases. Cuando se trata de Ron Paul y la ideología derechista de
los libertarios, no se puede hablar de unidad.

Paul y los
libertarios no quieren la redistribución de la riqueza de Wall Street en
beneficio de los trabajadores y los pobres. Se oponen a la creación de empleos
con salarios dignos, seguro médico universal, a la educación pública y al
derecho a vivienda accesible. Se oponen a cualquier programa social para
aliviar el sufrimiento de las masas.

Ron Paul
rotundamente se opone a cualquier iniciativa que restringe la habilidad de los
capitalistas de acumular ganancias. Le gustaría que los sindicatos
desaparecieran, y se opone al salario mínimo.

Paul quiere
reformas en el sistema tributario, pero solamente para favorecer aún más a los
multimillonarios. También apoya las privatizaciones, entregar el Seguro Social
y los correos a los capitalistas. Defiende todo esto con el argumento trillado
de que necesitamos “menos intervención del gobierno”.

No importa qué
afirme la retórica a favor de Ron Paul, los libertarios como él quieren
preservar al sistema que mantiene con vida la avaricia de Wall Street.

Difundir la
intolerancia en nombre de la propiedad privada

El racismo y la
intolerancia también son componentes clave de las políticas de Ron Paul. En un
comunicado que fue publicado poco después del alzamiento en Los Angeles
originado a causa de la absolución de los policías que golpearon a Rodney King
en 1992, Paul dijo: “Nuestro país esta siendo destruido por un puñado de
terroristas —y se les puede identificar por el color de su piel”. Además
aseguró, “Yo pienso que podemos suponernos de que el 95 por ciento de los varones
[negros] en la ciudad [Washington D.C.] son semi-delincuentes o delincuentes de
remate”. El comunicado también calificó de “indignante” la
celebración del natalicio de Martín Luther King Jr.

Paul se ha
opuesto también a la Ley de Derechos Civiles de 1964, la cual prohíbe que los
negocios discriminen en contra de las minorías. Para él, los derechos de los
propietarios están por encima de la igualdad para los oprimidos.

Paul también ha
expresado sentimientos anti-inmigrante, ha patrocinado proyectos de leyes que
son sexistas y que niegan el derecho al aborto, y ha se ha burlado de la
personas LGBT. Aparentemente, su marca de “individualismo” no tiene cupo para
las personas más oprimidas por el capitalismo —las minorías raciales, los
inmigrantes, las mujeres y las comunidades LGBT. Sin embargo, son estos los
mismos sectores de la clase trabajadora norteamericana que deben estar al
frente de cualquier movimiento popular que luche por una sociedad mejor.

Para que dicho
movimiento avance, hay que estar bien claros: No hay cupo para ideologías
derechistas en la lucha contra Wall Street. Los que apoyan las ópticas de Ron
Paul pueden encontrarse dentro del 99%, pero sus ideas refuerzan al sistema.

El dilema que
enfrenta la clase trabajadora no es si necesitamos más o menos intervención del
gobierno. El asunto es a cuál clase sirve el gobierno. Los trabajadores y los
pobres debemos rechazar las ideologías retrógradas de los libertarios y luchar
por un gobierno popular comprometido con la construcción de una sociedad más
justa.

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