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Trabajadores de Amazon: ‘¡No somos robots!’

Nueva protesta en la ciudad de Nueva York. Foto: Joyce Chediac

El gigante del comercio electrónico Amazon vale un billón de dólares. Su jefe corporativo, Jeff Bezos, es el hombre más rico del mundo. Pero la megacorporación no está interesada en compartir, y menos aún con los trabajadores de Amazon, cuya labor produce todo este beneficio.

Los trabajadores de Amazon están sujetos a condiciones peligrosas, agotadoras y estresantes. Esto incluye semanas de trabajo obligatorias de 70 horas, y trabajar con maquinaria peligrosamente defectuosa en espacios sobrecalentados y poco ventilados. Los plazos imposibles y la aceleración constante hacen que los empleados orinen en los botes de basura y botellas de agua porque no tienen tiempo para ir al baño. Los salarios pueden ser tan bajos que algunos trabajadores a tiempo completo necesitan asistencia del gobierno para alimentar a sus familias.

La megacorporación tiene el descaro de afirmar que satisface las necesidades de sus trabajadores y que ellos “no necesitan protecciones sindicales”. Sin embargo, en secreto, está capacitando a la gerencia para descarrilar o aplastar cualquier organización sindical que tenga lugar.

Los trabajadores se están defendiendo. Desde Staten Island hasta España, los empleados de Amazon celebran huelgas y salidas para exigir su derecho a trabajar una semana laboral normal, en condiciones seguras, con dignidad y con un salario digno.

‘A los robots se les trata mejor’

El mes pasado, el sindicato de minoristas, mayoristas y grandes almacenes (RWDSU) presentó cargos ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales contra Amazon por prácticas laborales injustas. Amazon despidió a Justin Rashad Long de su almacén en Staten Island, Nueva York (llamado “centro de cumplimiento” por la compañía) el 12 de febrero. Amazon alega violaciones de seguridad, pero el sindicato lo llama un “pretexto por haberse manifestado en contra de las condiciones de trabajo en la instalación”. Es ilegal despedir a un trabajador por organizarse. RWDSU está organizando trabajadores en el almacén de Staten Island y en Whole Foods, propiedad de Amazon.

Long ve su despido como “un claro acto de represalia” por hablar en contra de las intolerables condiciones de trabajo e intentar organizar a sus compañeros de trabajo. Long, quien trabajó para Amazon como “recolector” durante la noche, habló en varios mítines sindicales, describiendo su semana laboral de 70 horas con pocos descansos, condiciones poco saludables, y sistemas de rociadores y detectores de humo disfuncionales. Describió cómo se veía obligado a trabajar turnos de 12 horas en el frío o en un calor tan extremo que los trabajadores se desmayaban.

Nos “tratan como a animales”, y “a los robots se les trata mejor”. Long dijo: “Le hemos pedido a la compañía que proporcione aire acondicionado, pero nos dijeron que los robots de adentro no pueden funcionar en clima frío, así que no hay nada que puedan hacer al respecto”.

La queja del sindicato se produce apenas un mes después de que la comunidad y la oposición laboral forzaran a Amazon a abandonar los planes para abrir un campus corporativo en Queens, Nueva York. Una de las cosas que se expusieron durante esa lucha fue la represión sindical de la empresa. Si bien los portavoces de Amazon han sostenido durante mucho tiempo que satisfacen las necesidades de sus trabajadores, y que no necesitan un sindicato, el Vicepresidente de Amazon, Brian Huseman, se vio obligado a pronunciarse en la reunión del Consejo de la Ciudad de Nueva York del 13 de diciembre como claramente hostil a los sindicatos. Ninguna instalación estadounidense de Amazon está sindicalizada.

Los trabajadores de Minnesota abandonan sus puestos de trabajo

Nueva York no está sola. Los trabajadores del almacén de Amazon en Shakopee, Minnesota, también han tenido suficiente. Abandonaron el turno de noche durante tres horas el 7 de marzo, su segunda acción en tres meses.

Trabajadores de Minnesota. Foto: Labor Notes

Los huelguistas trabajan en el departamento de estiba. Se dedican a guardar las mercancías entrantes, buscando espacio libre en el almacén de 850,000 pies cuadrados (7.9 hectáreas), y se espera que realicen entre 240 y 250 tareas por hora. Cualquier tiempo de inactividad, como por ejemplo el tiempo dedicado a beber agua o a usar el baño, cuenta en contra de su tiempo productivo.

Desde 2017, el número de errores aceptables se ha reducido de uno en cada 1,000 artículos a uno en cada 2,200 artículos, según Abdirahman Muse, director del Centro Atwood, un centro de trabajadores que ha estado organizando trabajadores de Amazon en Shakopee. Los trabajadores pueden ser despedidos si cometen errores en dos ocasiones.

Muchos de los trabajadores de Shakopee son inmigrantes del este de África y musulmanes practicantes. Si se detienen a orar, Amazon cuenta ese tiempo contra su tasa.

“El ritmo de trabajo es inhumano”

Se espera que los trabajadores trabajen cada vez más rápido y cometan menos errores. “El ritmo de trabajo es inhumano”, dijo Mohamed Hassan, organizador de la huelga. Los trabajadores están exigiendo que Amazon deje de usar empleados temporales, deje de contar las oraciones y los descansos del baño contra la tarifa, y que la compañía mantenga el equipo y la maquinaria, y deje de amenazar y despedir a los trabajadores por no cumplir con las tarifas cada vez mayores.

Huelgas en Europa

La empresa gigante emplea a 575,000 personas en todo el mundo en las mismas condiciones peligrosas y con los mismos salarios bajos. Los almacenes de Amazon en Europa son tan inseguros que los trabajadores se rompen los huesos, se quedan inconscientes y son llevados en ambulancias continuamente. Por esa razón, los trabajadores de los almacenes en Italia, Alemania, España y el Reino Unido organizaron paros masivos durante “Black Friday” (23 de noviembre), un gran día de ventas para la mega-corporación.

Trabajadores europeos Foto: Gizmodo en Twitter

Las condiciones en los almacenes británicos de Amazon son tan malas, que se ha llamado a ambulancias más de 600 veces por problemas médicos, que incluyen descargas eléctricas, hemorragias, traumas y problemas con mujeres embarazadas que se vieron obligadas a permanecer de pie durante 10 horas. No es de extrañar entonces cuando los huelguistas en los cinco principales almacenes de Amazon en Inglaterra, cantan, “la entrega al día siguiente no debería conllevar una vida de dolor para los trabajadores de Amazon”.

En Alemania, 600 empleados del “centro de cumplimiento” salieron a las calles en tres ciudades. En Vercelli, Italia, la huelga dejó solos a los gerentes empaquetando cajas. En España, el 90 por ciento de los trabajadores dejaron su puesto trabajo durante dos días, en un almacén cerca de Madrid.

Los trabajadores de Amazon en España, Polonia, Alemania, Italia y Francia también organizaron paros y boicots en Prime Day (16 de julio), el evento global de compras del gigante del comercio electrónico.

Cebo y cambio en Whole Foods

Luego está Whole Foods. Amazon compró a la empresa minorista de alimentos por $13.7 mil millones en 2017. El año siguiente, con mucha fanfarria, Amazon anunció que elevaría el salario mínimo para todos sus trabajadores en los Estados Unidos a $15 por hora, incluidos los de Whole Foods. Suponiendo una semana laboral de 40 horas, el empleado a tiempo completo peor pagado de Amazon en los Estados Unidos ganaría alrededor de $30,000 al año. Sin embargo, tal promesa nunca se cumplió en Whole Foods, donde Amazon redujo silenciosamente la semana de trabajo regular a 25 horas.

El presidente de la Unión Internacional de Trabajadores de Alimentos y Comercio de Estados Unidos, Marc Perrone, lo calificó como “el peor caso de cebo y cambio que jamás haya visto. Hace unos meses, [Amazon] dijo a los estadounidenses y sus trabajadores que estaban aumentando su salario mínimo a $15.00 por hora. Sin embargo, parece ser que todo esto fue un truco de relaciones públicas, ya que ahora están reduciendo las horas de trabajo, lo cual representa un cruel recorte salarial, ni más ni menos… Los hombres y mujeres de Whole Foods se han ganado el derecho a una vida mejor, y merecen mucho mejor que el tratamiento que reciben de Amazon”. UFCW representa a 1.3 millones de trabajadores en tiendas de comestibles, empacado de carne, procesamiento de alimentos y tiendas minoristas.

El video secreto de entrenamiento antisindical de la compañía.

Para que no haya dudas de que Amazon es agresivamente antisindical, se filtró en gizmodo.com un video de 45 minutos utilizado por la compañía para entrenar a la gerencia en detectar y aplastar la organización sindical. Un narrador en el video lo describe como “específicamente diseñado para brindar las herramientas necesarias para el éxito en cuanto a la organización del trabajo”. El video se lleva a cabo en una simulación animada de un centro de cumplimiento, con los narradores vestidos con los chalecos reflectantes que se usan allí.

“No creemos que los sindicatos estén en el mejor interés de nuestros clientes, nuestros accionistas o, lo que es más importante, de nuestros asociados. Nuestro modelo de negocio se basa en la velocidad, la innovación y la obsesión con el cliente, cosas que generalmente no están asociadas con el sindicalismo. Cuando perdemos de vista esas áreas de enfoque críticas, ponemos en peligro la seguridad laboral de todos: la suya, la mía, y la de los asociados”, dice el video.

Se describen las “señales de advertencia” que pueden “indicar la desconexión de asociados, la vulnerabilidad a la organización o la actividad de organización temprana”. Las señales de advertencia incluyen: el uso de palabras como “salario digno” y “representante (sindical)”; Distribución de peticiones y folletos; Asociados planteando preocupaciones en nombre de sus compañeros de trabajo; Trabajadores “que normalmente no están conectados entre sí se juntan repentinamente”; Trabajadores que muestran un “inusual interés en pólizas, beneficios, listas de empleados u otra información de la compañía”; Incremento de la negatividad en el lugar de trabajo”.

Amazon luego enseña a los gerentes a inspirar temor en los trabajadores sobre la organización sindical. “Nunca amenazaría con cerrar su edificio solo porque los asociados se uniesen a un sindicato. Pero es posible que deba hablarles sobre cómo, formando un sindicato, podrían perjudicar la innovación, lo que podría perjudicar la obsesión con el cliente, lo que en última instancia podría amenazar la continuada existencia del edificio”.

Si bien advierte a los gerentes de que amenazar abiertamente a los empleados es cruzar una línea roja, les aconseja que dar opiniones personales que cumplan lo mismo es legal. “Las opiniones pueden ser leves, como, ‘Prefiero trabajar directamente con los asociados’, o fuertes: ‘Los sindicatos no son más que ratas que mienten y hacen trampa”. El narrador del video enfatiza: “¡La ley protege a ambos!”

El video luego pide a los gerentes que escuchen a 10 empleados hipotéticos y seleccionen si sus comentarios constituyen una “señal de advertencia”. Los “signos” incluyen a los trabajadores “merodeando” en la sala de descanso después de su turno, solicitando una lista de empleados del lugar, o quejándose de la ausencia de un salario digno.

La ausencia de un salario digno es exactamente el problema. ¡Jeff Bezos gana el salario anual de un trabajador de $15/hora cada 11.5 segundos, y sin embargo, no quiere pagar un salario digno a los trabajadores que hacen esto posible!

Los contribuyentes pagamos las cuentas de Amazon

Hay muchas razones para apoyar a los trabajadores de Amazon en su lucha por la seguridad en el puesto de trabajo, la dignidad, y por un salario digno. Un argumento especialmente convincente es que todos los trabajadores estamos subsidiando a corporaciones gigantes como Amazon. ¿Cómo es eso posible?

Foto de Liberación: Joyce Chediac

Nosotros pagamos impuestos, pero Amazon no lo hace. La segunda empresa más grande del país no pagó impuestos federales en 2018 por los $11 mil millones en ganancias obtenidas ese año.

A menudo, los sitios de construcción para futuros lugares de trabajo de Amazon se preparan y se atienden con dinero de los impuestos locales, por lo que Amazon no tiene que pagar. Amazon luego exige y obtiene exenciones fiscales estatales y locales donde construye los almacenes. Por ejemplo, los miembros de la comunidad en Queens, Nueva York, se enfurecieron porque los gobiernos del estado y de la ciudad le habían prometido a Amazon $ 3 mil millones en exenciones fiscales si construían una sede en su vecindario, cuando ese dinero podría usarse para viviendas asequibles muy necesarias.

Los salarios de Amazon son tan bajos que uno de cada diez de los trabajadores del “centro de cumplimiento” de la compañía en Ohio no puede alimentar a sus familias, y deben recibir asistencia pública a través del Programa de Asistencia de Nutrición Suplementaria (SNAP) para poder tener suficiente comida. La agencia de noticias sin fines de lucro New Food Economy realizó una encuesta en cinco estados y descubrió que Amazon se ubica entre las 20 empresas con más trabajadores que dependen de SNAP en cuatro de esos estados. SNAP es financiado por los impuestos.

Amazon no solo explota a sus trabajadores, sino que también transfiere sus gastos al público.

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