Una perspectiva socialista para acabar con la opresión de mujer

Esta charla se basa en una presentación dada el 11 de febrero en La Conferencia Socialista de Mujeres llevada a cabo en Nueva York y organizada por el Partido por el Socialismo y la Liberación.






Gloria La Riva, en la Conferencia de Mujeres Socialistas, la Ciudad de Nueva York, 11 de feb.

Photo: Ben Becker

La pregunta fundamental para nosotras hoy en día es: ¿Cómo puede la liberación de la mujer y de los trabajadores en general realizarse en la sociedad contemporánea?

Existen muchos puntos de vista distintos sobre el tema. Nosotras estamos presentando aquí el punto de vista socialista—una perspectiva revolucionaria y anticapitalista. 

Nuestro punto de partida es que como todos los otros sectores oprimidos de la sociedad, las mujeres pueden hacer un progreso considerable por medio de su lucha determinada por la igualdad y oponiéndose al sexismo, racismo, opresión de género y otras formas de prejuicio y discriminación institucional, cultural e individual.

Entre muchos de los logros que hemos conquistado se incluyen: el derecho al voto, el derecho a controlar nuestra reproducción de nuestros propios cuerpos, el derecho a la educación pública, derecho al divorcio y en algunos casos derecho a la custodia de los niños. Todos esos derechos son la consecuencia de luchas feroces y determinadas.

Las mujeres también han sido parte de la vanguardia de la lucha por los derechos civiles en la comunidad africana americana. También hemos sido líderes en los movimientos latino, asiático, árabe, e indígena. 

El movimiento de mujeres que surgió en los 60 y 70 obligó a la Corte Suprema de los Estados Unidos a reconocer el derecho de la mujer a su privacidad y al control de su cuerpo con la decisión de 1973 conocida como Roe v. Wade. 

Es muy importante que tengamos esto presente en estos momentos cuando existe la posibilidad de que la Corte Suprema siga atacando aun más los derechos de la mujer sobre la reproducción. Debemos de continuar luchando para ganar y mantener nuestros derechos.

Nosotras no rechazamos la posibilidad de que se pueda progresar por medio de reformas arrebatas de los capitalistas que controlan este país. 

Pero también comprendemos que toda reforma llevada a cabo en el capitalismo está en constante amenaza de ser atacada por los capitalistas. Ahora vemos que los derechos de la mujer a la interrupción del embarazo y sus derechos al cuidado de la salud están siendo atacados. La gente ha tenido que luchar con uñas y dientes para defender esos derechos que están siendo seriamente atacados, no solamente bajo la ley pero en la vida real donde cada vez menos y menos mujeres tienen acceso al cuidado de la salud.

Nosotras que somos mujeres de color sabemos que todas las reformas que hemos conquistado están siendo atacadas ferózmente. Esto es verdad especialmente con respecto a la acción afirmativa, la misma que es un remedio modesto por los siglos de discriminación.

Las mujeres y la guerra de Irak






Afiche de la era soviética: “Usted ya es una mujer libre—¡Ayude en construír el socialismo!”

Photo: Adolf Strakhov

Encima de todo esta es la criminal guerra imperialista en Irak.

El gobierno de Estados Unidos anunció recientemiente que billones de dólares del dinero de los impuestos que fueron enviado supuestamente para la reconstrucción de Irak han desaparecido. No es una pequeña cantidad de dinero—342 toneladas de billetes de $100, dinero en efectivo. ¿Dónde se fue ese dinero?

A los bolsillos de Halliburton, Kellogg, Brown y Root, y otras corporaciones ladronas y abusivas.

La guerra en Irak, de hecho, no solamente es un ejercicio de dominación colonial sobre un país árabe rico en petróleo. Esto también es un perfecto ejemplo a nivel de microcosmo de la que en realidad es el capitalismo contemporáneo. Demuestra la bancarrota del capitalismo, inclusive dentro de un capitalismo donde los trabajadores han ganado reformas significativas.

La guerra ha costado más de 700.000 vidas iraquíes. Según la revista médica británica The Lancet, hace algunos meses las muertes ascendían a 650.000.

Algunos miles de soldados de los Estados Unidos han muerto y otros cuentos miles han sido heridos. El precio de esta guerra es de $8 a $13 billones de dólares por mes de nuestros impuestos. Si se toma el número bajo de $8 billones y se divide, son casi $2 billones por semana o $267 millones diarios. 

Al comienzo de la guerra contra Afganistán y de la guerra contra Irak, la administración de Bush decía que la invasión al Medio Oriente traería consigo la liberación de las mujeres en esos países. Sin embargo, hasta ahora, las mujeres afganas e iraquíes no solamente continúan siendo oprimidas sino que su estatus ha empeorado. Las mujeres de aquellos países temen convertirse en victimas de la violencia y la violación sexual por las fuerzas de ocupación militar y los escuadrones de la muerte anti mujeres mientras caminan en las calles de sus comunidades.

Y mientras el gobierno de los Estados Unidos gasta $2 billones semanales en la guerra, los programas sociales de los que las mujeres trabajadoras dependían aquí han sido recortados. La propuesta presupuestaria para el 2007 de George Bush, por ejemplo, incluye recortes de $29 billones del Medicare, golpeando especialmente a las mujeres y otro de $20 millones de los programas contra la violencia doméstica. 

Este dinero se lo está mandando no sólo por el inodoro, sino que también está siendo usado para subsidiar a las corporaciones más grandes de los Estados Unidos.

No hay dinero para vivienda para familias de bajos recursos, ni para los millones de ancianos que viven de pensiones miserables, no para la educación, ni para el cuidado de los niños que debería ser un derecho universal, ni para el VIH/SIDA. No hay dinero para eso. Sin embargo, ellos toman nuestro dinero de nuestros impuestos y financian las corporaciones más grandes con la cantidad de $8 billones mensuales.

Y ¿quién va a pelear en esas guerras? Mayoritariamente personas pobres y un número creciente de mujeres. No pueden conseguir ni trabajo ni educación y con la promesa de ayuda financiera para la educación y entrenamiento se inscriben en el ejército y los mandan a Irak a asesinar y a morir en la guerra de los ricos.

En Irak, hay 16.000 madres solteras de los Estados Unidos que precisamente por no poder mantenerse se convirtieron en los llamados “soldados de fin de semana,” la Guardia Nacional, o los Reservas, pensando en que podían pasar un fin de semana cada cuatro semanas. Las han mandado una o dos veces a Irak, Afganistán y a veces hasta tres veces.

Más de 16.000 madres solteras tienen que dejar a sus pequeños hijos para ir a matar a gente pobre para que las corporaciones que dejan sin trabajo a los trabajadores en los Estados Unidos puedan hacer enormes ganancias de la tierra, la mano de obra y especialmente de los recursos naturales petroleros en Irak.

La unión de la clase trabajadora por el socialismo

Y ellos le piden a la gente trabajadora, incluyendo a las mujeres, que respalden la guerra “por que somos americanos”. Le hacen creer a la gente—por que la gente está pensando dentro del marco capitalista, dentro del contexto del patriotismo—que nosotros de alguna manera somos una sola nación, indivisible, y con libertad y justicia para todos.

Los socialistas decimos a los trabajadores en las fábricas, en las oficinas, en las barracas, les decimos a los que están en las prisiones, a los trabajadores en el campo, en los hoteles, que deben comprender que primeramente y ante todo nosotros somos trabajadores. Nosotros sabemos que los capitalistas que nos botan de los trabajos, que nos despiden, que nos expulsan de nuestras viviendas, que nos cobran rentas exorbitantes, que acaban con nuestras pensiones, que atacan a los emigrantes indocumentados, que comienzan las guerras, son de hecho nuestros enemigos fundamentales.

En vez del compromiso de lealtad que ata a uno ciegamente a los capitalistas que son nuestros enemigos, nosotros querémos reorganizar la sociedad para que se convierta en una sociedad de pueblo y para el pueblo. Esto significa que la mayoría de la gente, que ahora está fuera del poder económico y político, funciona como esclavos del salario para que los multi-millonarios capitalistas puedan dominar no solamente este país pero también el Oriente Medio, América Latina y Asia.

En toda la propaganda que escuchamos al socialismo se le ataca y se le demonice. Lo último que la clase dominante desea es que los trabajadores y especialmente las mujeres trabajadoras entendamos que el socialismo es la filosofía natural y la ideología que sirve los intereses y las necesidades de la gente trabajadora.

El socialismo significa que la riqueza de la sociedad debe servir para satisfacer las necesidades de la gente, del pueblo. Es el pueblo, después de todo el que produce toda la riqueza, la gente que va a trabajar. Significa, quitar el dinero a los super ricos para que toda mujer, todo hombre, todo niño y niña tenga el derecho al trabajo inalienable y protegido por la constitución. 

Socialismo significa que todo el mundo tiene derecho a una vivienda barata, el derecho absoluto de ir a un médico cuando esté enfermo o hasta cuando esté sano, en otras palabras el derecho a cuidado de salud universal.

Los logros de la construcción socialista






Mujeres jugando el ajedrez en Cuba socialista, mayo de 2006

Photo: Bill Hackwell

Las revoluciones socialistas no han sucedido en las sociedades ricas sino en las partes más pobres del mundo. Cuando se dio la Revolución Rusa de 1917, la economía rusa era un doceavo de la economía de los Estados Unidos. Por medio de la eliminación de las ganancias de un puñado de capitalistas, hasta un país tan pobre como la Unión Soviética, logró en 1930 que todos los trabajadores tuvieran derecho al trabajo y derecho al cuidado gratuito de la salud. Para 1960, la Unión Soviética surgió como la segunda economía más grande del mundo.

No había desempleo y existía el derecho a la vivienda, no se podía pagar más del 6 por ciento del sueldo por arriendo. Los desalojos eran ilegales por que no había propietarios. Esa era su vivienda.

Las mujeres tenían derecho por un año de ausencia del trabajo por maternidad y tenían derecho de dejar a sus hijos en guarderías infantiles gratuitas. Las mujeres en la Unión Soviética tenían el derecho a jubilarse a los 55 años recibiendo la mitad de su sueldo. Vale recordar que tenían sistema de salud gratuito de tal manera que jubilarse no significaba ser expulsados hacia la pobreza. También tenían un mes pagado de vacaciones.

Eso no quiere decir que no había problemas en la Unión Soviética, o que estemos de acuerdo con todas las políticas de las diferentes dirigencias. Pero la Unión Soviética comprobó lo que Cuba está comprobando ahora, que cuando se quita el dinero de los capitalistas se lo puede usar en beneficio del pueblo.

También significa que los medios de comunicación pueden ser utilizados no solamente para propósitos comerciales que benefician a las grandes corporaciones, utilizando a las mujeres como objetos sexuales para hacer ganancia comercial, fortaleciendo así la humillante imagen esterotipeada de las mujeres y sometiendo principalmente a las muchachas desde su edad más temprana—en vez, los medios de comunicación pueden ser utilizados para educar a la gente sobre los grandes beneficios de la colectividad, del apoyo social, y para eliminar todos los estereotipos racistas y sexistas, para promover valores humanos y comunidad en vez de poner a los unos en contra de los otros.

Quien quiera que desee minimizar los logros en la antigua Unión Soviética o Europa del Este, que mire lo que está sucediendo con las mujeres hoy en día. Diez años después del colapso de la URSS, el número de crímenes cometidos en contra de las mujeres han aumentado siete veces. En Europa del Este las mujeres y las jovencitas se han convertido en víctimas de la creciente industria de tráfico de mujeres que hace ganancias multo-millonarias.

En la Cuba socialista, bajo una economía centralizada y planificada cuyo sistema ha eliminado la base material para la opresión de la mujer, las mujeres cubanas ahora forman el 45 por ciento de la fuerza de trabajo. Constituyen el 66 por ciento de los profesionales y técnicos de medio y alto rango del país. La mortalidad infantil se ha reducido drásticamente a niveles inferiores del 5,8 muertes por cada 1.000 nacimientos, más bajo que el promedio de mortalidad infantil en los Estados Unidos.

Organizando para el cambio social

Las mujeres están en el centro de todos los movimientos sociales por el cambio social. Muy frecuentemente no somos reconocidas como tales. Las mujeres se encargan de la organización y del trabajo y los hombres dan los discursos. Pero eso está cambiando porque estamos construyendo un movimiento donde las mujeres están en la misma dirigencia.

En las próximas cinco semanas estaremos trabajando para poner un alto a esta guerra criminal contra Irak. Vamos a organizar a todas nuestras hermanas y nuestros hermanos en los vecindarios para que marchen al Pentágono el 17 de marzo. El movimiento está creciendo. Una nueva corriente radical ha comenzado a surgir de lado a lado del país.

Queremos ser un movimiento de las calles por que es ahí donde el pueble tiene su poder.

Pero mientras estamos en las calles y mientras estamos construyendo este movimiento, nosotras no lo vemos como un fin. No creemos que el fin sea una demostración exitosa. La demostración misma es otro paso para alcanzar un objetivo más grande, es un medio hacia el fin. 

Y así es como deseo acabar mi presentación de hoy. Nuestra mayor esperanza para acabar con esta plaga de la opresión contra la mujer es construyendo un movimiento unido en contra la clase dominante de las Estados Unidos. Hoy en día la vulnerabilidad mayor de la clase dominante es la guerra criminal contra Irak.

Como mujeres socialistas, el organizar la marcha del 17 de marzo se convierte en una oportunidad para atraer más y más mujeres a nuestra lucha por un mundo mayor y el desafiar al enemigo de clase de la manera más unificada posible.

Debemos construir un movimiento no solamente en contra de la guerra, no solamente en contra del racismo, del sexismo, de la opresión de la mujer, no solamente en contra del desempleo—debemos construir un movimiento que comprende que todos los problemas tienen su origen en el sistema capitalista, sistema que permite que 500 multi-mil-millonarios tengan ingresos que son iguales a los de 3 mil millones de las personas más pobres del mundo.

Claro, que el punto de partida es construir un movimiento en contra de la guerra, de la brutalidad racista policíaca, en contra de la opresión de la mujer. Cada uno de esos movimientos se fortaleza y mejora su organización. La oportunidad para unificarnos en una fuerza colosal contra la clase dominante, crece.

Cuando construimos un movimiento como mujeres socialistas, estamos luchando por una sociedad que garantiza nuestros derechos como mujeres y nuestros derechos como trabajadoras. Estamos luchando por una sociedad donde no solamente tenemos la libertad de elegir si tener o no hijos, sino que decidimos que queremos tener hijos sin preocuparnos del cuidado de la salud, la vivienda, la alimentación, la guardería infantil—donde esas necesidades no son la responsabilidad de los individuos sino la fundación misma de la sociedad.

Como mujeres, organizadoras, activistas y socialistas, demostrémosle a los dos, a nuestros enemigos y a nuestros amigos que dudan de nosotras que sabemos como dirigir. Sabemos quien es nuestro enemigo. Sabemos que dirección seguir. Que no tenemos miedo y que estamos determinadas a luchar.

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