‘Sicko’ expone la necesidad de atención médica universal

Todas las compañías de seguro médico deben ser abolidas, no reformadas ni reconstituídas ni reguladas—sino abolidas. Al contrario,  debe haber atención médica garantizada para todos.  Esta es la tesis del nuevo documental por Michael Moore, “Sicko (enfermo)”, una poderosa polémica cinematográfica en contra de la industria de la “salud” en los Estados Unidos, la cual está basada en la ganancia.


Moore comienza el film presentando a Rick, un hombre quien sin querer “se cortó las yemas de dos dedos de una mano”. Moore narra, “El hospital le dio dos alternativas, o se puede coser la yema del segundo dedo de la mano por 60 mil dólares, o el dedo anular por 12 mil dólares. Como es un hombre de sentimiento romántico, Rick escogió el dedo anular por el precio especial de 12 mil. Ahora la yema de su otro dedo goza de su nuevo hogar en un vertidero en Oregon”.


Pero pronto nos damos cuenta que esta no es una película sobre personas como Rick, una de las casi 50 millones de personas que carecen de seguro médico en los Estados Unidos hoy día, sino que el film documenta los crímenes y las injusticias que sufren las 250 millones de personas estadounidenses que sí tienen cobertura de seguro médico, pero cober-tura inadecuada.


El documental nos presenta a Frank, un hombre de 79 años de edad. El consiguió un trabajo de limpieza en un supermercado porque ese empleo le ofrece al empleado cobertura de medicamentos gratis. Era la única manera para él poder recibirlos.


Las historias varian entre ridículas y trágicas. Vemos a Dawnelle Keys, cuya niña de 18 meses, enferma con fiebre, fue rechazada por el hospital King-Drew en el sur de Los Angeles porque no era el hospital cubierto por su plan de seguro médico con la compañía Kaiser Permanente.


Cuando insistió en que trataran a su niña inmediatamente, la guardia de seguridad del hospital la condujo fuera del edificio. En el film, Keys nos explica—con su cara llena de lágrimas—que su bebé sufrió un infarto cardiaco entrando al hospital de Kaiser y murió un poco después.


En este documental, diferente a sus obras anteriores, en vez de perseguir a los gerentes corporativos, Moore depende en las confesiones.


Moore utiliza filmaje de la doctora Linda Peeno, la antigua directora medical para la corporación Humana, una de las compañías de seguro conocidas como “organización de mantenimiento de la salud (HMO)”. Peeno da testimonio en el Congreso de Estados Unidos en el 1996. Ella confiesa, “Como médico, le negué a un hombre una operación  que le hubiera salvado la vida”, pero, al negar la cirugía, “la compañía ahorró medio millón de dólares”. Esta acción, ella testifica, le garantizó su “reputación como buena directora medica”. La compañía la otorgó un aumento del salario.


Los políticos se venden


¿Cómo es que el sistema de salud se ha enfermado tanto? Moore expone la práctica de cabildeo por la industria de “salud”, la cual ha gastado más de 2,2 mil millones de dólares en sus esfuerzos de presión—más que cualquier otro sector industrial.


Aunque los candidatos políticos hablan en términos abstractos de la necesidad de cobertura universal, y aunque prometen componer al sistema, al mismo tiempo están recibiendo enormes cantidades de dinero por las mismas compañías HMO.


Una de esos políticos es Hillary Clinton. En la década de los años 90, ella dirigió una campaña de reforma al sistema de salud. Moore erróneamente caracteriza su campaña como un intento de proveer cuidado médico universal. En realidad, el plan de Clinton era para “controlar la competencia”, dirigiendo a todo el mundo hacia las cinco compañías de seguro médico más grandes del país. El grupo de cabildeo dentro de la industria de salud—que gastó 100 millones de dòlares para derrotar al plan de Clinton—era compuesto por las compañías de seguro, de tamaño pequeño y mediano. Esas se opusieron porque no se hubieran beneficiado del plan de Clinton.


Sin embargo, no hay riesgo de que el resto de “Sicko” pueda generar simpatía para esa candidata presidencial demócrata. Moore revela que Clinton muy pronto se convirtió a ser la favorita de la industria de salud y sus grupos de cabildeo, por haberse callado en cuanto a la reforma del sistema de salud.


Según el Centro por una Política Sensible (Center for Responsive Politics), Hillary Clinton recibió $848.872 de la industria de salud en los primeros tres meses del año 2007—más que ningún otro candidato. En su sitio web, Moore califica a Clinton como la persona más vendida a la industria de salud (“Sicko for sale”).


Sin duda, el documental está libre de partidismo en cuanto a los dos partidos capitalistas y condena a ambos, republicano y demócrata. Es un paso adelante en la actitud de Moore.


En su documental “Fahrenheit 9/11,” Moore hizo pedazos los pretextos del gobierno estadounidense para la guerra contra Irak, pero sólo conducía a uno hacia el apoyo para John Kerry—en realidad un candidato pro-guerra—como solución a la guerra. Está vez, Moore pretende animar a su audiencia a pensar más alla del próximo ciclo electoral.


En “Sicko”, Moore avanza una perspectiva más amplia que sus documentales anteriores. Nos enseña alternativas. Viajando a Canadá, Francia, Gran Bretaña, y al fin Cuba, Moore muestra cómo es que funciona el cuidado de salud universal: Si usted tiene problema de salud, usted va al médico sin preocuparse de una cuenta.


Moore camina por los pasillos de los hospitales británicos, preguntando a los empleados donde puede encontrar el departamento de pagos. Le pregunta a una pareja con su bebé apenas nacido, “¿Cuántos les cobraron a ustedes para tener ese bebé?” Sus preguntas dan risa. El padre del bebé dice en tono de ironía, “No es América”.


Al fin, Moore encuentra una oficina de cajero y pregunta al trabajador si es aquí donde uno paga por una cuenta del hospital. Pero, ¡qué cosa! El cajero no colecta dinero. Su trabajo es solo de reembolsar a los pacientes por los costos del transporte al hospital.


Luego Moore viaja a Francia. Su sistema de salud fue clasificada la primera por la Organización Mundial de Salud de la ONU. Ahí, los médicos hacen visitas gratis a los hogares; cada residente tiene el derecho de cinco semanas de vacaciones pagadas, días de ausencia del trabajo, sin límite y pagados, cuidado de niños barato y el total de horas de trabajo en una semana es 35.


De los 25 países más industrializados en el mundo, los Estados Unidos es el único que no provee el cuidado de salud para toda la población. ¿Qué es la diferencia entre los Estados Unidos y esos paises?


Según Moore, no es que otros paises tienen sensibilidades morales y culturales distintas a las nuestras. La gente de este país tienen la misma compasión para nuestros vecinos y familiares que cualquier otro país. Y por supuesto, Francia, Gran Bretaña y Canadá tienen su cuota de capitalistas también.


Un factor importante, diferente a los Estados Unidos, es que “el gobierno de Francia teme a la gente”, como una persona entrevistada explica. Frente a los esfuerzos del gobierno francés en privatizar los servicios sociales, el pueblo francés, y en particular los sindicatos, tienen una larga historia de huelgas masivas y acciones militantes que paralizan al país hasta lograr sus demandas.


Del mismo modo, Tony Benn, ex-miembro del parlamento británico para el Partido Laboral, le dice a Moore, que si el gobierno británico hubiera tratado de desmantelar el Servicio Nacional de Salud, “hubiese habido una revolución”.


Los sistemas de salud universal europeos son productos del período pós-Segunda Guerra Mundial, cuando los poderosos sindicatos laborales junto con los fuertes movimientos socialistas pudieran haber amenazado la estabilidad política del capitalismo.


Para moderar la creciente lucha de clases, los gobiernos tuvieron que dar concesiones significativos. También, los capitalistas europeos tenían que resuscitar sus economías, tan desgastadas por la guerra. Entendían la necesidad de un estado centralizado para más eficientemente conducir la reconstrucción.


Y apareciendo como un fantasma sobre capitalistas europeos era la Unión Soviética. El prestigio de ese país subió altamente después de la Segunda Guerra Mundial. La Unión Soviética orgullosamente podía garantizar los derechos económicos y sociales a toda la población. Los estados capitalistas fueron obligados a emular estos derechos, aunque de manera reducida.


Durante este mismo período, la clase dominante estadounidense utilizó el anti-comunismo para desviar a la gente, para que la población se deshiciera de la idea del cuidado de salud universal. En el film, Moore usa una grabación en donde Ronald Reagan—en ese tiempo un actor en Hollywood—clasifica al cuidado de salud derogativamente como “una restricción a la libertad” y un “corto paso hacia el socialismo”.


“Sicko” se burla de esta descripción macartista del cuidado de salud universal, pero es verdad que nosotros—la audien-cia—sí hacemos el “corto paso hacia el socialismo”.


Cuba socialista provee la cura


Por medio de un barco pequeño motorizado, Moore lleva a un grupo de personas enfermas—que trabajaron en el rescate después del 11 de septiembre 2001—los 90 millas de las aguas caribeñas hacia Cuba socialista. Esos trabajadores fueron negados atención médica en los Estados Unidos. Gracias a la película, millones de personas pueden acompañar el viaje. 


Los trabajadores de rescate del 11 de sept. reciben la bienvenida en el Hospital Ameijeiras de la Habana, y sólo les hace dos preguntas—su nombre y fecha de nacimiento—antes de ver a un médico. Los trabajadores de rescate se quedan asombrados al encontrarse en un hospital donde no hay un laberinto burocrático de papelería de seguro médico. No esperan mucho tiempo. Pronto son atendidos y reciben tratamiento y pruebas médicas que hubiera costado miles de dólares en los Estados Unidos.


Reggie Cervantes, quien ha padecido de una condición de los pulmones desde el 11 de septiembre, compra el mismo medicamiento por cinco centavos en Cuba que le hubiera costado $120 aquí.


La derecha respondió rápida—-mente, diciendo que la visita a Cuba es un engaño. Dice la derecha que el gobierno cubano hizo un “show” para Moore solamente porque un equipo de camarógrafos de los Estados Unidos estaba presente.


Los trabajadores de rescate dicen el contrario. Cervantes, quien habla español, explica que ella salió del hospital sin conocimiento de nadie y entró al hospital por sus propios esfuerzos para ver si el trato sería diferente para un cubano en-trando de la calle. Ella fue recibida de la misma manera. Cualquier persona progresista debe apoyar tal sistema de salud como el de Cuba.


Mientras que los trabajadores de Francia y de Inglaterra han tenido que salir a las calles para proteger sus derechos a la atención médica, y son obligados a luchar constantemente contra la privatización de la salud, los derechos del pueblo son garantizados. Su revolución socialista hizo de la atención médica, un derecho universal, gratis e inalienable. Sólo por medio de una contrarevolución podría Cuba regresar a la barbaridad del sistema capitalista de salud como de los Estados Unidos.


La atención médica universal es parte del socialismo. Bajo el socialismo, ninguna corporación puede hacer ganancia por la  explotación de la clase trabajadora. Nosotros debemos aspirar por llegar a este fin.


Pero la atención médica realmente es alcanzable. Con una lucha persistente y nacional, y una propuesta coherente, se puede lograr el cuidado de salud universal aun aquí en los Estados Unidos. Esto es el desafío que el “Sicko” nos deja—el desafío de lograrlo.

Related Articles

Back to top button