Brasil: trabajadores sin tierra vs. agronegocios

El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, o el MST, es el movimiento social más grande de toda Latinoamérica, conocido primordialmente por su lucha por la reforma agraria.

El modelo agrario que todavía prevalece en Brasil y en Latinoamérica es definido por grandes concentraciones de tierra privada, conocidos como latifundios, lo cual ha resultado en grandes inequidades extremas en términos de propiedad de tierra. Un componente principal de la estrategia del MST ha sido organizar la ocupación de grandes latifundios por familias sin tierra para exigir la redistribución de la tierra. La constitución de Brasil del 1988 estableció la base legal para esta reforma, pero cualquier reforma que ha pasado ha sido resultado de la lucha de masas.

Liberación entrevistó a Alexandre Conceição, un miembro del cuerpo coordinador del MST, para discutir la lucha del los trabajadores sin tierra en Brasil.

Para saber más del Movimiento de los Trabajadores sin Tierra de Brazil visita a  http://www.mstbrazil.org

Liberación (NL): ¿Cómo fue posible para el MST organizar a miles de familias en las condiciones relativamente aisladas del campo?

Alexandre Conceiçao: Nuestro país tiene una de las más grandes concentraciones de tierra privada en el mundo. Hoy en día, el 1,6 por ciento de los dueños de tierra  son dueños de 46 por ciento de la tierra arable. Estamos al mismo nivel de concentración del 1920. La lucha de nuestro movimiento está basada en la resistencia de los pueblos indígenas, quienes fueron botados de sus tierras y masacrados, la resistencia de los esclavos quienes vivieron en los quilombos (campamentos fundados por los esclavos fugitivos), y la resistencia de los campesinos pobres.

El MST empezó en el contexto de la lucha de los trabajadores sin tierra al final de los 70 y principio de los 80, quienes ocuparon grandes estancias para demandar la redistribución de la tierra. El movimiento fue fundado en el 1984 con el motivo de llevar a cabo la lucha de tierra, la lucha por la reforma agraria y por un modelo agrario nuevo, y por la transformación de la sociedad brasileña. En la historia del Brasil, todos los movimientos locales por la tierra fueron oprimidos y destruidos. Por esa razón, se entendió cuando el movimiento fue fundado que sobreviviría solamente si fuera una organización de masa a nivel nacional. Desde ese punto de vista, militantes salieron para organizar una lucha masiva de ocupaciones y nacionalizaciones de tierra. Por este medio, pudimos hacer que 500.000 familiar recibieran tierra. Hoy, 200.000 familias viven en campamentos al borde de las grandes autopistas como parte de la luchar por tierra.

NL: ¿Cuáles son los obstáculos que previene que se imponga la reforma agraria de manera masiva?

AC: La reforma agraria nunca fue implementada en Brasil. En los países desarrollados como en los EEUU, la burguesía industrial dividió la tierra durante su periodo de consolidación para garantizar la producción de comida y materias primas, y para crear un mercado consumidor de la producción industrial. En el Brasil, la burguesía se asoció con la oligarquía y no dividió la tierra durante la era de industrialización, la cual se intensificó durante los años 30.

En el 1964, cuando Brasil tuvo un gobierno progresista que quería la reforma agraria, los grandes terratenientes y la burguesía, con el apoyo del Departamento de Estado de los EEUU, llevaron a cabo un golpe de estado militar para prevenir la democratización de la tierra. Bajo el neoliberalismo, las corporaciones agrícolas transnacionales (como Monsanto, Cargill y Bunge) y el capital financiero empezaron a explotar la agricultura brasileña para producir en gran escala los supuestos productos básicos (como soya, caña de azúcar para etanol, eucalipto y maíz) para el mercado internacional. Este modelo, llamado agronegocio, se sustenta con la concentración de tierra, el uso de maquinarias que expulsa a las familias y el uso violento de los tóxicos agriculturales.

NL: La seria crisis económica trajo consigo la resurgencia del sentimiento anticapitalista (el movimiento Occupy en los EEUU, los Indignados de España, etc). ¿Cúal es la posición del MST hacia este movimiento anticapitalista?

AC: Las manifestaciones de lucha en contra del capitalismo por todo el mundo, especialmente en los EEUU, nos ha llenado de ánimo y tienen nuestro apoyo. Demuestran el decaimiento de este modelo capitalista controlado por los bancos y el sistema financiero, y que hay una resistencia en contra del capitalismo. Sin embargo, para derrotar al capitalismo es necesario organizar y desarrollar la conciencia de las masas trabajadoras quienes son aun mas explotadas por los capitalistas y mas empobrecidas cada día. Esperamos que estas experiencias de lucha avancen a convertirse en un movimiento permanente en contra del capitalismo.

NL: ¿Cuál es el análisis del MST de la situación actual en Sur América? Por ejemplo, el golpe reciente en Paraguay, particularmente en relación de los movimientos de trabajadores sin tierra en ese país.

AC: Paraguay tiene la más grande concentración de tierras del mundo. Ahí, los grandes terratenientes son brasileños. El presidente Fernando Lugo fue elegido con la promesa de llevar a cabo la reforma agraria y con el apoyo del movimiento social de los trabajadores sin tierra. Pero los grandes terratenientes y las transnacionales como Monsanto hicieron presión para que no se hiciera la reforma agraria y otros avances progresistas.

Esta presión culminó con el golpe en contra del Presidente Lugo, el cual demostró que la burguesía y los terratenientes, con el apoyo del Departamento de Estado de los EEUU y la CIA, no aceptan la democracia cuando los movimientos progresistas son elegidos. Este fue el caso por toda Latinoamérica en los años 60 y 70, y también en Honduras en el 2009, y ahora en Paraguay.

Con el desgaste del neoliberalismo al culminar los años 90, presidentes progresistas fueron elegidos en Venezuela, Brasil, Argentina, Paraguay, Ecuador y Bolivia. Estos gobiernos, en intensidades diferentes, crearon contradicciones con el imperialismo norteamericano y con facciones de sus propias burguesías, quienes quieren prevenir medidas progresistas. En este contexto, estos gobiernos y organizaciones de trabajadores no tienen la fuerza para llevar a cabo las reformas profundas que derrocaría al capitalismo. Sin embargo, ellos han logrado implementar políticas para el mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo, y tienen una posición más autónoma hacia el gobierno de los EEUU.

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