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Editorial del PSL — DeSantis 2024: intolerancia al servicio de los ultrarricos

Foto: Ron DeSantis habla en una conferencia del grupo de extrema derecha Turning Point USA. Crédito: Gage Skidmore

El gobernador de Florida, Ron DeSantis anunció anoche su candidatura a la presidencia en un evento virtual junto al multimillonario de derecha Elon Musk, lanzando así unaasuna esperada campaña electoral para la nominación republicana. Si bien gastará decenas de millones de dólares para presentar una imagen pública construida cuidadosamente, su mayor atractivo radica en la clase dominante. El argumento a favor de una presidencia de DeSantis se resume así: será un representante más estable y competente de los intereses de la clase capitalista que Trump, y a su vez logrará movilizar a una gran parte de la sociedad en torno a un programa reaccionario con un discurso “populista”, lo que podría llevar a los republicanos a la victoria en 2024.

La carrera política de DeSantis comenzó en las elecciones de 2012, cuando logró un puesto en el Congreso representando al sexto distrito de Florida. Antes de eso, era abogado y ejercía el cargo de teniente en el cuerpo de Auditores Generales del ejército de los Estados Unidos. Además, fue parte del famoso centro de tortura de Estados Unidos en la Bahía de Guantánamo, y se hizo valer de  su experiencia legal para justificar algunas de las actividades más infames del gobierno estadounidense en la denominada guerra contra el terrorismo. En su libro  biográfico, escribió que había estado esperando una asignación en Guantánamo, ya que parecía “una buena oportunidad para tener un impacto”.

Desde que se convirtió en gobernador de Florida en 2018, DeSantis se ha hecho conocido principalmente por las medidas radicales y ultra reaccionarias implementadas por su gobierno. . Bajo la bandera de combatir la “teoría crítica de la raza”, la administración de DeSantis impulsó políticas que prohíben a las escuelas enseñar la historia del racismo en Estados Unidos o su realidad actual. Por otro lado, una serie de medidas de privación de derechos de voto fueron creadas y dirigidas hacia ciudadanos afroamericanos de Florida con el fin de poner barreras para la inscripción electoral complicando el voto por correo. Incluso se llegó a crear se creó un cuerpo policial completo para investigar un fraude electoral inexistente, diseñado para tener un efecto intimidatorio sobre aquellos que ejercen su derecho a voto. En respuesta al histórico surgimiento del movimiento por las vidas negras en 2020, DeSantis defendió una ley que criminalizaría la protesta y expondría a susorganizadores a cargos judiciales bajo la ley RICO.

DeSantis también se ha convertido en un símbolo del odio contra la comunidad LGBTQ+. El gobierno estatal de Florida ha prohibido la atención médica de afirmación de género para jóvenes transgénero y muchos adultos transgénero, e incluso se llega al extremo de criminalizar a los padres y madres que solidarizan con jóvenes transgénero. Las leyes de “no digas gay”, promulgadas en Florida, fueron un modelo a seguir en la tendencia nacional de medidas destinadas a prohibir efectivamente cualquier discusión en las escuelas sobre la mera existencia de las personas LGBTQ+. Un componente de estas medidas son las prohibiciones de libros, una clara violación de los derechos de libertad de expresión,  esto tiene como objetivo censurar el material que no encaje con la visión de mundo intolerante de la extrema derecha.

Aprovechando la oportunidad generadapor la escandalosa decisión de la Corte Suprema en el caso Dobbs, DeSantis promulgó una ley que prohíbe el aborto después de las seis semanas de embarazo. Este marco de tiempo absurdamente corto equivale a una prohibición total del procedimiento. Y DeSantis se enorgullece de ello: su campaña contrasta activamente su postura inflexible con otros republicanos que dudan en enfatizar su oposición a los derechos de aborto debido a que es una postura ampliamente impopular.

Cuando políticos de derecha y de la clase dominante como DeSantis enfatizan este tipo de temas de “guerra cultural”, es una táctica para dividir y gobernar. Si se puede convencer a una sección de la clase trabajadora de que otros grupos de trabajadores o personas oprimidas son su principal enemigo, entonces dejarán pasar a sus verdaderos enemigos en Wall Street. DeSantis no está dando voz al “hombre común” que está cansado de la “cultura de lo políticamente correcto”a”. Él es un servidor de los ultra ricos que hará cualquier cosa para defender sus intereses.

DeSantis está tan dedicado a las ganancias de las grandes corporaciones y sus ejecutivos, que estuvo dispuesto a infligir muerte y sufrimiento a una gran cantidad de trabajadores durante la pandemia de COVID-19. Mientras el virus devastaba a Florida, el gobernador tenía un único objetivo en mente: “reabrir la economía” para que las corporaciones pudieran seguir obteniendo ganancias. Para que esto sucediera, los trabajadores debían regresar a sus empleos a pesar del grave peligro. DeSantis, al igual que Trump, cuestionó repetidamente los hechos científicos más fundamentales sobre la enfermedad, se opuso abiertamente a medidas básicas de salud pública como el uso de mascarillas y el distanciamiento social, y socavó los esfuerzos de vacunación de la población.

Los resultados fueron predecibles y trágicos. Con la figura más poderosa en el gobierno estatal instando a la gente a seguir adelante como si nada ocurriera, más de 86,000 residentes murieron a causa de la enfermedad. Ponderadopor población, Florida sufrió una tasa de mortalidad e infección peor que el 75% de los otros estados.

Al observar quién financia la carrera política de DeSantis, no es de sorprender elqué esté tan dispuesto a poner las ganancias por encima de las vidas humanas. En febrero, después de que se hiciera público que DeSantis se postularía para presidente, recibió un cheque de $2.5 millones de Jeffrey Yass. Yass es un multimillonario operador de bolsa que figura entre las 50 personas más ricas del planeta. Una semana después, los multimillonarios propietarios de la gigante distribuidora de alimentos Reyes Holdings donaron $2 millones a DeSantis.

Para su campaña de reelección como gobernador en 2022, DeSantis recibió un apoyo de $2 millones del Club for Growth. Se trata de un grupo ultraderechista dedicado a eliminar impuestos y regulaciones sobre las corporaciones, y fue co fundado por Harlan Crow, el multimillonario magnate de bienes raíces involucrado en un escándalo por regalos al juez de la Corte Suprema Clarence Thomas. La corporación de gestión de propiedades Debartolo Holdings contribuyó con $500,000.

Entre los partidarios más fervientes de DeSantis se encuentran los ejecutivos de compañías de seguros. Han financiado su carrera política con $3.9 millones, además de los $6 millones donados al Partido Republicano de Florida desde que DeSantis se convirtió en gobernador. Su inversión ha dado frutos: la administración de DeSantis creó un fondo respaldado por los contribuyentes para apuntalar a las compañías de seguros, y dificultó que los clientes demanden a las aseguradoras negándoles sus  reclamos sin entregar fundamentos.

Un sistema que ofrece la repugnante elección entre DeSantis, Trump o Biden necesita ser eliminado. Ninguno de los candidatos de los dos partidos corporativos tiene interés en ofrecer soluciones reales a las profundas crisis que enfrenta la clase trabajadora.

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