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La Guerra del Pentágono contra el medio ambiente

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‘Agente Naranja’ destruyó la vida silvestre de Vietnam y se expuso millones de personas a enfermedades y defectos de nacimiento.

Originalmente publicada en Liberación Periodico, mayo 2015

No es suficiente que una persona tenga una perspectiva o que reclama por la justicia medio ambiental en cuanto a lo que consume individualmente. Ser activista en defensa del planeta también significa luchar contra uno de los destructores más grandes del medio ambiente: el militar estadounidense y la industria de producción armamentista.

El militar de los Estados Unidos es el más culpable: de la quema de hidrocarburos, la producción de gas invernadero, y es la fuente más grande de la emisión de mercurio en los ríos, lagos y océanos. El maquinaria bélica del Pentágono es el mayor descargador de materiales tóxicos y de basura médica.

Irak: desastre humano y ambiental

Las guerras imperialistas de Estados Unidos contribuyeron enormemente al cambio climático. Entre los años 2003 y 2007, sólo la guerra contra Irak emitió más dióxido de carbono que 60% de las naciones del mundo.

Desde el comienzo de la primera guerra de los Estados Unidos contra el pueblo iraquí en 1991, el militar EEUU utilizó armamento y municiones hechos de uranio empobrecido.

El uranio empobrecido contamina el aire, el agua y la tierra. La gente expuesta a este material sale con enfermedades cancerosas, genéticas, reproductivas y neurológicas.

Pero el militar de EEUU se ha absuelto de cualquiera responsabilidad. Los veteranos expuestos al uranio empobrecido también tiene dificultad para recibir tratamiento medical o ayuda por sus enfermedades.

En Fallujah, una ciudad principal en Irak donde las fuerzas militares de EEUU cometieron atrocidades contra los civiles desde el comienzo de la guerra, la población experimentó “la más alta tasa de daño genético que cualquiera población estudiada en la historia”, según el investigador, doctor Chris Busby. El militar hizo esto en Irak, a pesar de la condena universal a la atrocidad similar cometida por los Estados Unidos en Vietnam, donde ahí todavía existen niveles de dioxina, más de 300 veces el límite recomendado. Eso a consecuencia de la guerra química de EEUU contra Vietnam.

La destrucción al medio ambiente de Irak por causa de la guerra convirtió al país de un exportador de alimentos a uno que ahora importa más de 80 por ciento de sus alimentos.

Las pruebas nucleares 

Es la misma historia con los pueblos oprimidos y colonizados en nuestra tierra. En las tierras del pueblo Navajo en Estados Unidos, hay más de 2.000 minas abandonadas a través de millones de acres, contaminadas con desechos del uranio. El resultado es que el pueblo, también conocido como los Dineh, sufre alta tasa de cáncer y problemas respiratorias.

En Guam, ocupado por los Estados Unidos como colonia después la llamada Guerra Española-Americana, y controlado actualmente por EEUU, el pueblo indígena Chamorro tiene muy altas incidencias de cáncer por las pruebas nucleares que condujo el militar de Estados Unidos en las décadas de los 1940 y 1950.

La maquinaria del Pentágono no se va a desmoronar y desaparecer como los barriles oxidados llenos de materiales tóxicos en repositorios y bases militares de los Estados Unidos alrededor del mundo. Siempre va a sembrar la destrucción, la muerte y la enfermedad con cada aventura bélica. Para salvar a los pueblos y al planeta, toda gente de consciencia debemos organizarnos para derrotar al imperialismo estadounidense.

 

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