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Las movilizaciones en Los Ángeles exigen justicia para Valentina Orellana-Peralta y Daniel Elena López

El 2 de enero, unidos por la indignación y la necesidad de actuar, la Coalición para el Control Comunitario de la Policía (CCCOP por sus siglas en inglés), el Proyecto Islámico H.O.P.E, el Partido para el Socialismo y la Liberación y otros activistas de la comunidad organizaron una conferencia de prensa frente a la Sede del Departamento de Policía de Los Ángeles en el centro de la ciudad.

El 23 de diciembre, los agentes de la policía de Los Ángeles abrieron fuego y mataron a Valentina Orellana-Peralta y a Daniel Elena Lopez en un Burlington Coat Factory en North Hollywood después de que los agentes, quienes respondían a la denuncia de un asalto, entraran disparando imprudentemente con rifles de asalto militares. Las imágenes publicadas de las cámaras personales de los policías muestran que la policía pudo alcanzar al sospechoso, López, y rápidamente lograron establecer distancia entre ellos y él. Sin embargo, el agente William Jones Jr., desafiando incluso a sus propios compañeros, decidió disparar imprudentemente su rifle de asalto contra López, matándolo. Una bala perdida atravesó una pared contigua a un probador e hirió mortalmente a Orellana-Peralta, quien estaba con su madre probándose vestidos para su próxima fiesta de quince años.

Orellana-Peralta murió en los brazos de su madre.

Najee Ali, del Proyecto Islámico H.O.P.E., marcó el punto central de la conferencia al intervenir en primer lugar, repitiendo la exigencia del padre de Orellana-Peralta de que se arreste y se procese a todos los “criminales responsables de la muerte de su hija”, y que “[Jones] sea arrestado, procesado y llevado ante la justicia”. Cliff Smith, del CCCOP, describió así el objetivo de la manifestación: “No estamos aquí sólo por Valentina. La policía ha matado a cinco personas en las últimas dos semanas”, destacando la tendencia real de los asesinatos policiales a lo largo del 2021 en medio del aumento de la pobreza y la desigualdad.

Edin Enamorado, activista comunitario local, incluyó en su declaración que el fiscal del distrito de Los Ángeles, George Gascón, le había “prometido durante la campaña electoral que perseguiría a los policías asesinos, en contraste con [su entonces rival, la fiscal] Jackie Lacey”. Enamorado describió entonces a Gascón como un “típico demócrata”, señalando la falta de acción de Gascón ante los asesinatos policiales en Los Ángeles. También mencionó la tragedia del asesinato de López, diciendo que “en los EE. UU. … nos enfocamos más en el castigo que en la rehabilitación. [López] debería haber tenido su día en el tribunal como todos los demás. En lugar de ello, lo ejecutaron”. Haciendo eco de estos sentimientos, Keyanna Celina, organizadora del CCCOP, pronunció una apasionada declaración en la que destacó que los asesinatos de Orellana-Peralta y López no son hechos aislados, sino que forman parte de un patrón de conducta de los oficiales de la policía de Los Ángeles que matan con impunidad. Celina enumeró los nombres de múltiples víctimas como AJ Weber, cuyo padre estaba en el público.

Celina continuó explicando cómo “la muerte de jóvenes de color es normal en el condado de Los Ángeles y establece el modelo de actuación policial en todo el país” y si “Lacey [y Gascón] tuvieran principios, habrían acusado a los agentes”. La conferencia de prensa cerró con la agradable sorpresa de que la familia de Orellana-Peralta estaba viendo una transmisión en vivo del evento y agradeció el apoyo. Para terminar, Smith reiteró que “no están allí por Gascón. Están con la familia de Valentina y con todas las innumerables víctimas, con la comunidad y con el pueblo”.

Más tarde, ese mismo día, en el lugar del tiroteo, People’s Struggle – SFV organizó una vigilia y una manifestación. Los manifestantes se dirigieron a los peatones y a los automovilistas y mostraron carteles, y mientras que pasaba el tiempo, se sumaban más y más personas a las consignas de “¿Cómo se deletrea asesino? LAPD!” y “¿Qué queremos? ¡justicia popular!” que sonaban en la intersección de Victory y Laurel Canyon.

Los miembros de la familia de López se encontraban entre los manifestantes y compartieron recuerdos de su hermano y dieron sus condolencias a la familia de Orellana-Peralta. También describieron el lado humano de López, a quien llamaban cariñosamente Danny. La hermana de López, Crystal, describió a López como “un tipo muy divertido, que amaba a su familia… Tenía tanto que vivir, [era] tan joven”. Crystal explicó que, con sólo 25 años, “[su próximo cumpleaños] habría sido el primer cumpleaños en tres años que no iba a estar encarcelado”. Hablando entre lágrimas, continuó compartiendo sus pensamientos sobre sus últimos momentos, diciendo: “Cuando ocurrió su crisis, tenía hambre, frío y se sentía solo. No llevaba pantalones y le quitaron la vida. La policía está aquí para proteger y servir a la comunidad, pero en lugar de eso creen que tienen licencia para matar. … Mi hermano estaba lleno de amor y alegría”. La madre de López habló con orgullo del “amor [de su hijo] por su familia y su disposición a ayudar a quien lo necesitara …”. Añadió que la policía mató a su hijo, al que llamaba el amor de su alma. A López lo sobrevive una hija de un año.

¡Justicia para Valentina Orellana-Peralta! ¡Justicia para Daniel Elena Lopez!

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