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Unidos contra la agresión estadounidense: ¿Qué hay detrás de la cumbre entre Xi y Putin?

Foto: Reunión de Vladimir Putin y Xi Jinping en Beijing. Crédito:@KremlinRussia_E

El 5 de febrero, el presidente chino, Xi Jinping, recibió al presidente ruso, Vladimir Putin, en una cumbre de alto perfil en Beijing. Los dos presidentes se comprometieron a apoyarse mutuamente, formando un acuerdo en varios frentes y emitiendo una declaración conjunta sobre los valores compartidos de sus naciones en asuntos internacionales. Al reafirmar la unidad de los países frente a la creciente presión, la declaración es muy crítica con la agresión occidental en el escenario mundial y se produce en medio de la crisis de Ucrania.

El momento de la reunión simbolizó aún más la oposición conjunta de China y Rusia al orden mundial dominado por Estados Unidos, que tuvo lugar poco antes de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Beijing, contra los cuales Estados Unidos está organizando un “boicot diplomático”.

La declaración condena explícitamente a Estados Unidos por poner en peligro a la comunidad internacional con acciones como retirarse de los tratados de no proliferación nuclear y negarse a renunciar a las armas químicas. Las dos potencias identificaron a Washington como la principal fuerza desestabilizadora del mundo en materia de seguridad global. Criticaron el reciente pacto de seguridad anti-China “AUKUS” entre los gobiernos de Australia, el Reino Unido y los Estados Unidos al argumentar que la alianza aumenta en gran medida las posibilidades de una nueva carrera armamentista.

Los principales puntos de crítica incluyeron la postura de Estados Unidos hacia Ucrania y Taiwán. Durante la reunión, el presidente Xi respaldó totalmente la posición de Rusia sobre Ucrania y acordó que la crisis es el resultado de la constante expansión de la OTAN en dirección a las fronteras de Rusia. El presidente Putin reafirmó su apoyo al principio de Una  China, confirmando que Taiwán es inseparable del resto de China en oposición al creciente apoyo de Estados Unidos a las fuerzas de “independencia de Taiwán”.

En términos más generales, la declaración pide “el establecimiento de un nuevo tipo de relación entre las potencias mundiales sobre la base del respeto mutuo, la coexistencia pacífica y la cooperación mutuamente beneficiosa… [Rusia y China] reiteran la necesidad de consolidación, no división de la comunidad internacional, la necesidad de cooperación, no de confrontación. Las partes se oponen al retorno de las relaciones internacionales al estado de confrontación entre las grandes potencias, cuando los débiles caen presa de los fuertes”.

Esta reunión y declaración registra una nueva fase de mayor unidad en la lucha contra el control del mundo por parte de Estados Unidos. Rusia y China han enviado un mensaje de que se opondrán juntos a la intromisión de Estados Unidos en los asuntos de otras naciones. La reunión también consolidó nuevos acuerdos de suministro de gas y petróleo entre China y Rusia, alejándose de la dependencia de las fuentes de energía occidentales y debilitando el control económico de las corporaciones estadounidenses.

La declaración entra en detalles sobre su visión de un futuro “multipolar” donde ningún país domine: “[China y Rusia] piden a la comunidad internacional que tome medidas prácticas en áreas clave de cooperación como la reducción de la pobreza, la seguridad alimentaria, las vacunas y control de epidemias, financiamiento para el desarrollo, cambio climático, desarrollo sostenible”, y más. Los detalles sobre estas recomendaciones se pueden encontrar dentro de la declaración, con temas de cooperación global, no agresión y reducción de la desigualdad.

China y Rusia señalan que el dominio de los asuntos internacionales por parte del gobierno de Estados Unidos está “obstaculizando el desarrollo y el progreso de la humanidad”. Esto también es cierto para la gran mayoría de las personas dentro de los Estados Unidos. El gobierno de EE. UU. impide que el mundo aborde la crisis del cambio climático, desperdicia billones de dólares en armas de guerra, envía a jóvenes de la clase trabajadora de EE. UU. a luchar y morir en esas guerras y comete violaciones atroces de los derechos humanos en casa. No hay razón para temer la creciente unidad de China y Rusia, o el declive del poder del imperio estadounidense.

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