Este primero de mayo —el Día internacional de los trabajadores— tenemos mucho que celebrar. Este año pasado, trabajadores en todo Estados Unidos han demostrado una determinación profunda para luchar en el lugar de trabajo, lo que ha resultado en un repunte significativo en el movimiento obrero que está teniendo efectos marcados en la sociedad. Ha habido un aumento en el número de huelgas, se han formado nuevos sindicatos y hay un mayor interés general en el movimiento obrero como un arma clave contra la inequidad rampante.
Un ejemplo importante es la victoria de los trabajadores de Amazon en el almacén JFK8 en Staten Island, Nueva York. Como respuesta a una campaña antisindical agresiva librada por una de las corporaciones más poderosas de la tierra, los trabajadores, contra todo pronóstico, votaron a favor de un sindicato —el primero en un almacén de Amazon en los Estados Unidos.
En otra ampliamente conocida corporación global, Starbucks, una campaña sindical ha ganado gran impulso y ya ha logrado una impresionante serie de victorias. En más de 200 tiendas en todo el país se han formado comités de organización para votar por un sindicato, y muchas ya han sido reconocidos. Al igual que en Amazon, los jefes no han escatimado gastos para intimidar a los trabajadores y regar mentiras acerca del sindicato, pero en su mayoría han fracasado.
Hay muchos otros ejemplos recientes de obreros exigiendo sus derechos. Maestros en Sacramento, California, y en Minneapolis, Minnesota se han ido a huelga. Miles de estudiantes de posgrado en el Massachusetts Institute of Technology formaron un sindicato. Decenas de miles de trabajadores de supermercado en el noreste y sur de California obtuvieron grandes concesiones en sus nuevos contratos después de demostrar su determinación por luchar.
Claramente, el fenómeno de “striketober” u octubre de huelga del otoño pasado ha echado raíces. Huelgas por trabajadores en Kellogg’s, John Deere, la mina de carbón Warrior Met en Alabama y en otros lugares inspiraron a grandes secciones de la clase trabajadora a nivel nacional. Después de tanto abuso a manos de los jefes durante la pandemia, los trabajadores han dicho ¡basta! —y desde entonces, el movimiento no ha dejado de crecer.
Para ganar la guerra de clase de una vez y por todas
Actos de resistencia como estas huelgas y campañas de organización que retan a la clase multimillonaria tienen una importancia crucial. Pero ¿cuándo terminará esta batalla? En la pelea entre los explotados y los explotadores, ¿pueden los explotados asestar un golpe decisivo?
Los socialistas creen que la respuesta es sí. Los millonarios y multimillonarios pueden hacer las vidas de los trabajadores insoportables porque son dueños de la economía y dirigen el gobierno. Aunque no hacen trabajo productivo, los capitalistas deciden qué hacer con toda la riqueza que crean los trabajadores porque son los dueños legales de las grandes corporaciones. En esta democracia falsa, los capitalistas controlan funcionarios electos a través de donaciones de campaña y la promesa de posiciones lucrativas cuando estos dejen el “servicio público”.
Y más allá del soborno legalizado que se da en la política electoral, las partes más importantes del gobierno toman el lado de los jefes automáticamente. En una huelga, el jefe puede llamar a la policía para proteger su propiedad, pero los trabajadores no pueden llamar a la policía cuando el jefe amenaza la supervivencia de sus familias.
Una revolución significa que esa relación se invierta de una manera fundamental. En vez de un puñado pequeño de la élite, los trabajadores decidirían colectivamente cómo distribuir bienes y servicios de una forma que garantice una vida digna para todos. El gobierno protegería este nuevo y justo orden social y dejaría de ser meramente una herramienta para la represión de los pobres.
Cualquier acto de resistencia por parte de los trabajadores —ya sea en el lugar de trabajo o en los vecindarios, escuelas o en cualquier otro lugar donde haya injusticia— nos ayuda a realizar este futuro que tanto necesitan la gente y el planeta. Este Primero de mayo deberíamos celebrar estos actos de valentía y retomar la lucha para llevarla a su fin.
