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First Republic: el derrumbe y la crisis

El colapso del banco First Republic es el segundo más grande quiebre de un banco en la historia de los Estados Unidos. El primero fue Washington mutual durante la crisis económica de 2008-2009. A pesar de ese precedente alarmante, autoridades económicas en los Estados Unidos están siguiendo adelante con sus planes de deliberadamente causar más quiebras de bancos, dejar a millones sin empleo y derechamente derrumbar la economía. Más que eso, tratan de declarar que hacen esto para ayudar a la economía. Junto con ello, la clase trabajadora paga doble el costo, ya que la mayor responsabilidad de la creciente cascada de rescates financieros cae en las espaldas de las y los trabajadores. Y eso es sin mencionar el hecho que el Congreso y la Casa Blanca están al borde de una crisis sobre el techo de deuda que probablemente resultará en cortes a programas sociales justo en el momento en que más se necesitan. 

En otras palabras, el colapso del Banco de First Republic es una señal de la descomposición en el centro de la economía y política capitalista; la respuesta a su derrumbe señala directamente a la lucha de clases, siendo conducida al aire libre por la clase capitalista. Sobre todo, sirve como una oportunidad crucial para dejar claro que estos problemas en el sector bancario son características, no errores menores, del capitalismo, y solo con arrancar de la raíz el sistema entero de “prosperidad-caída-y rescate” que falla tan miserablemente en proveer una vida digna a millones en los Estados Unidos es como pueden las y los trabajadores verdaderamente mejorar sus vidas. 

¿Por qué se hundieron? 

First Republic es una víctima de “burbuja-nómicas” más notable por sus tasas extremadamente bajas de interés que han gobernado el ámbito financiero desde el “colapso de puntocom” al fin del siglo. First Republic construyó su primer modelo bajo el status quo esta era (porque First Republic derrumbó a Wall Street Journal). Ellos cultivaron sus clientes con altos salarios y, en cambio, usaron sus depósitos para especular en hipotecas. Ellos se enorgullecen en tener buen servicio al cliente, algo diseñado para compensar el hecho de que pagan tasas muy bajas en sus cuentas bancarias. Siempre que las tasas de interés se mantuvieran extremadamente bajas, no había problemas. Los depositantes ricos valoraban la atención al cliente, y no le interesaban ganar más dinero  en interés de sus cuentas corrientes. Pero el banco se metió en un doble filo cuando comenzaron a subir las tasas de interés. 

Por un lado, los depositantes estaban moviendo su dinero y buscando tasas de regreso más altas de lo que una cuenta con First Republic ofrecía. Es así, ellos querían sacar su dinero. Por otro lado, el banco estaba profundamente envuelto en hipotecas de tipo fijo. Estas pierden su valor cuando las tasas de interés aumentan. First Republic tenía acceso a menos dinero en la vida real de lo que tenía en papel. Esto se convirtió en mayor problema cuando los depositantes empezaron a pedir gran cantidad de su dinero a la misma vez. Al fin del día, el banco quebró bajo presión y después de pedir prestado grandes sumas de dinero del gobierno y de algunos bancos privados para prevenir lo peor, finalmente colapsó, dejando a la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (Federal Deposit Insurance Corporation en inglés) a recoger los restos. 

Grandes bancos se vuelven más grandes

El gobierno abordó el derrumbe del banco al facilitar la consolidación del sector bancario. El FDIC, que maneja la resolución de los bancos fracasados, elaboró un trato con JP Morgan, el banco más grande de la nación, que tomó todas las acciones de First Republic. Como señaló el Wall Street Journal, la adquisición “impulsa el libro de los préstamos masivos del banco de Nueva York y franquicia dominante de depósitos.  Le da nuevos clientes mega ricos a los megabancos en un tiempo cuando intenta ampliar su operación de gestión operacional”. El banco JP Morgan “compartirá perdidas… en los préstamos de First Republic”. En otras palabras, JP Morgan recibe toda la ventaja, pero los contribuyentes están enganchados con una “parte” de la desventaja (WSJ). 

Esto no hará nada para abordar la crisis en curso en el sistema bancario, principalmente porque la Reserva Federal está deliberadamente persiguiendo los reglamentos que crearán más corridas bancarias y quiebras bancarias. Sin duda, esta “solución” empeoro uno de los problemas, creando un sector más grande “demasiado grande para fallar” en la industria bancaria que prospera cuando apuesta irresponsablemente y pasan las pérdidas a gente de la clase obrera cuando demandan rescates. 

Alentando la consolidación como una “solución” a varias corridas bancarias, el gobierno está consagrando la norma de que las grandes empresas pueden hacer lo que quieran sin enfrentar las consecuencias. Y las consecuencias potenciales son reales. Las 25 empresas de matrices más grandes en los EE. UU. controlan $247 billones en derivados –apuestas de Wall Street –y en muchas de ellas ni sabemos los términos. Estos bancos tienen $18 billones en activos (Wall Street on parade). Claramente, la posibilidad de que más apuestas vayan mal donde ni los bancos más grandes puedan cubrir es real. 

Entra la Reserva Federal

El Financial Press está reportando que la Reserva Federal conducirá por lo menos una subida de tipos de interés este año. Ellospor supuesto, están conscientes que la crisis bancaria actual fue causada por sus subidas de interés –sin embargo, ese es su plan. La Reserva Federal está llevando a cabo un plan para abordar la inflación asegurándose que los trabajadores, y no los capitalistas, sufran el mayor impacto. El plan está basado en una serie de instalaciones falsas sobre la causa de la inflación. Principalmente, que los trabajadores simplemente tenían demasiado dinero debido a las medidas de alivio de COVID y aumentos de sueldo. En palabras simples, la evidencia dice todo lo contrario. A pesar de ello, la Reserva Federal y sus defensores han usado esto como una excusa para subir las tasas de interés para causar una recesión. 

Esto, por supuesto, es malo para algunos capitalistas individuales, pero para los capitalistas en general, es mucho menos doloroso que la alternativa, y por todos los JP Morgan del mundo, esto también crear oportunidades lucrativas para devorar sus rivales con precios regalados. 

Pero la realidad es que la inflación no fue causada por algo como aumentos salariales o cheques de estímulo. En vez, es una combinación de la guerra en Ucrania, manipulaciones de precios por las corporaciones y la pandemia de COVID-19 (Wall Street on Parade). Solucionar la inflación significaría la simple terminación de la guerra y las sanciones enormes asociadas con ella, promulgando altos impuestos a los ricos para bajar el incentivo de manipular precios y continuar a mejorar el servicio de la salud pública. La limitación de precios estaría incluida como una de las medidas. Todo esto pondría una carga directamente sobre la clase dominante. Esto requeriría que paren sus aventuras imperiales y que estén de acuerdo a una redistribución de riqueza a través de los impuestos y el aumento de gastos sociales. 

¡Hagan que los ricos paguen! ¡A nacionalizar los bancos!

El reglamento de inflación es simplemente otro campo de la lucha de clases. ¿La clase obrera tiene que ir a la ofensiva, pero cómo? Una manera fundamental es demandando soluciones reales que pongan la carga a los capitalistas inmediatamente. Podemos ir más allá y demandar que el núcleo del monopolio del sector bancario sea nacionalizado. Esto es más fácil de lo que uno piensa, porque solo quedan pocos bancos, como 25, que controlan 69% de todos las acciones bancarias (Wall Street on Parade). Hay siete bancos de las 100 compañías más grandes de Estado Unidos que en conjunto controlan casi 44% de todos las acciones bancarias (Wall Street on Parade). Eso significa que en solo tomar unos pocos bancos –0.59% de los bancos asegurados de FDIC –la mayoría del sector bancario sería un bien público (Quarterly Report on Bank Trading and Derivatives Activities-Dec. 2022).

Esto prácticamente democratizaría la mayoría de la distribución capital, el corazón de la inversión capitalista, y podría hacer la diferencia entre la inversión de miles de millones de dólares en la vivienda económica en vez de millones de dólares invertidos en poco-regulado y opacos “derivados” de los grandes bancos que esencialmente sólo son aseguranzas para los apostadores de Wall Street. En vez de invertir para la máxima ganancia, la inversión sería basada en el máximo valor social.

Amplias categorías sociales no solo transformarán la inversión, sino también la innovación. Los proyectos tendrían que destacar sus relaciones a la prioridad sociales. Una aplicación que ayuda a mantener el agua limpia atraerá mucha más inversión que ayudaría a convertir la gente en adictos con la apuesta de deportes, por ejemplo. La nacionalización aún está en una estructura amplia del mercado. Algunas cosas funcionarán, algunas no, y como el sistema bancario sería controlado de gran medida por la sociedad en general, todos asumirán el costo de cualquier fracaso. 

La estructura de dichas fallas serían cambiadas enormemente. Serían nuestras básicas subsistencias, la fuerza del ambiente que construimos, la salud del planeta y la calidad de nuestros servicios esenciales que serían demasiado grande para fracasar, no las ganancias corporativas. Además, los administradores y ejecutivos ya no tendrían un incentivo en apostar para artificialmente aumentar sus declaraciones de ingresos y estarían recompensados por su beneficio y durabilidad de largo plazo. 

Sin embargo, hasta esta versión modificada en nuestra realidad actual, invita a hacernos preguntas más profundas sobre la manera en que nuestra economía está organizada. 

¡Socialismo es nuestro futuro –constrúyelo ya!

¿Por qué, los mercados son considerados la mejor manera de asignar bienes y servicios cuando obviamente hacen un mal trabajo? ¿Por qué no mejor empezar por una diferente premisa? Ante todo, tenemos que considerar las necesidades del pueblo. En vez de preocuparnos por la asignación de capital, nos preocupamos por la distribución de recursos. ¿Si sabemos que necesitamos una cierta cantidad de viviendas, por qué no simplemente planificar con fabricantes de siderúrgicos, albañiles, fabricantes de electrodomésticos, instaladores de frigoríficos, y etcétera, para asegurarnos que tenemos todos los elementos necesarios para los hogares necesarios? ¿Si sabemos que necesitamos más hospitales rurales, cuantos doctores, enfermeros/as, máquinas de IRM, y así sucesivamente, necesitamos?

¿Cómo es que alineamos nuestros procesos educacionales, de producción y construcción para asegurarnos que los edificios, la maquinaria, y la gente existan para hacer nuestras metas posibles? En este mundo diferente y mejor, nuestros trabajos y educación están vinculados a un plan que continuamente mejorará y aumentará la sociedad. En otras palabras, tendríamos una economía construida en base relacionar directamente los recursos humanos y materiales existentes para cubrir las necesidades de la sociedad. 

Este es el tipo de sociedad de la que escribimos en nuestro reciente libro “Reconstrucción Socialista”. Este libro fue escrito específicamente porque puede ser difícil concebir un mundo radicalmente distinto al que ya tenemos. No obstante, si se puede realizar, y nuestros temores actuales de una crisis económica es la perfecta oportunidad para empezar a tomar pasos para mejorar nuestro mundo.

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