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La próxima gran batalla de las y los trabajadores: Los trabajadores de la UAW contra las 3 Grandes

Foto: Miembros de UAW Local 600. Crédito: UAW

Casi 150,000 miembros del sindicato United Auto Workers (UAW) de las tres grandes fabricantes de automóviles —Ford, General Motors y Stellantis— están negociando nuevos contratos y se preparan para hacer huelga si es necesario a mediados de septiembre. Estas negociaciones llegan en un momento crucial. Mientras las empresas obtienen ganancias récord y se disponen a convertirgran parte de su producción a vehículos eléctricos, esta lucha puede ser el siguiente paso en la reactivación del movimiento obrero estadounidense. 

Con los tres contratos nacionales a punto de expirar el 14 de septiembre, UAW ha planteado demandas audaces. Entre ellas, un importante aumento salarial, el fin de los salarios y prestaciones de dos niveles y, el derecho a la huelga por el cierre de plantas. Hay grandes esperanzas de que esta lucha contractual sea el primer paso para volver al apogeo militante del sindicato, en el que los contratos de la UAW marcaban la pauta para millones de trabajadores. 

Los jefes hacen retroceder los logros

Tras obtener el reconocimiento sindical por primera vez tras la huelga de brazos caídos de Flint en la década de 1930, los trabajadores del sector automotriz de la UAW consiguieron logros sin precedentes en el período de posguerra, como un plan de pensiones financiado por el empleador y prestaciones sanitarias, cobertura por desempleo, igual salario por igual trabajo y aumentos salariales en función del costo de la vida. Estas prestaciones pronto se convirtieron en la norma para millones de trabajadores de todo el país.

Con las ventas y la producción de automóviles afectadas por el ciclo capitalista de auge y caída, los empresarios aprovecharon las recesiones económicas de los años ochenta y noventa para obtener algunas concesiones del sindicato, pero la Gran Recesión les brindó una oportunidad sin precedentes. Con las empresas automotrices al borde de la quiebra, la recién elegida administración de Obama proporcionó más de 80,000 millones de dólares en rescates corporativos y presionó al sindicato para que aceptara una serie de importantes concesiones. Al final, UAW aceptó un sistema salarial de dos niveles con salarios más bajos para los trabajos “no esenciales”, un plan 401k en lugar de una pensión para los nuevos empleados y una congelación salarial, incluido el fin de los aumentos por el coste de la vida. Tras llevar a sus empresas a la quiebra, los presidentes de las empresas presentaron estas concesiones como necesarias para salvar la industria automotriz.

En los 15 años transcurridos desde los rescates, las empresas automotriz se han vuelto masivamente lucrativas, obteniendo un cuarto de billón de dólares de ganancias en Norteamérica en la última década y 21,000 millones sólo en el primer semestre de 2023. Tras el anuncio por parte de UAW de sus demandas iniciales, Mark Stewart, director de operaciones de Stellantis, emitió un comunicado en el que afirmaba que las “demandas del sindicato podrían poner en peligro nuestra capacidad para tomar decisiones en el futuro que proporcionen seguridad laboral a nuestros empleados”. En los últimos cuatro años, los ejecutivos de las Tres Grandes recibieron aumentos salariales del 40%, y el propio Stewart acaba de adquirir la casa más cara de la zona de Detroit, la Mansión Fisher, construida por el magnate automotrizl Alfred Fisher en los años veinte.

Mientras los directores ejecutivos viven rodeados de lujos, los trabajadores de la industria automotriz luchan por llegar a fin de mes. En una reciente retransmisión en directo con el senador Bernie Sanders centrada en la lucha de la UAW, la trabajadora de GM Michelle Collins describió cómo tuvo que trasladarse de Indiana a Tennessee para seguir trabajando tras la venta de su planta y cómo tuvo que trabajar turnos de 12 horas durante 90 días seguidos durante el lanzamiento de un vehículo en 2016. Collins dijo: “No tienes tiempo para nada. Trabajas, comes y duermes, y no veía a nadie de mi familia porque yo era originaria de Kokomo [Indiana]. Fue una época muy solitaria, si no hubiera tenido mi fe no sé dónde habría estado mi salud mental”. 

Se abre una nueva lucha contractual

En el último conjunto de negociaciones en 2019, 48,000 trabajadores de UAW se declararon en huelga durante un mes y ganaron un retroceso parcial de la estructura salarial de dos niveles en la que los trabajadores recién contratados tienen una transición más rápida a la tarifa salarial completa, aumentos salariales anuales del 3-4% y paquetes de asistencia de $ 75-85,000 para los trabajadores afectados por tres cierres de plantas. Estos acuerdos fueron un comienzo, pero dejaron más trabajo por hacer.

Las negociaciones de este año también llegan en un momento crucial para la UAW. Tras un escándalo de corrupción que estalló entre 2019 y 21, los miembros del sindicato votaron en 2021 a favor de instituir elecciones directas para la dirección nacional. Bajo el nuevo sistema, los líderes recientemente elegidos, incluido el presidente Shawn Fain, han prometido adoptar un enfoque más militante hacia la gerencia. 

Esto se ha puesto de manifiesto durante el primer mes de negociación, ya que Fain canceló la tradicional “ceremonia de apretón de manos” con los equipos negociadores de la empresa en favor de un “apretón de manos de los afiliados” y también grabó un Facebook livestream en el que cogió la propuesta inicial de Stellantis, que incluía una larga lista de concesiones, y la tiró a la basura. En el livestream, Fain dijo que “la propuesta de Stellantis es… una burla al duro trabajo de nuestros miembros durante los últimos cuatro años. En lugar de honrar los sacrificios que han hecho los empleados, la dirección ha optado por escupirnos a la cara.”

El futuro de la producción automotriz

Otro factor crucial es la inminente transición a los vehículos eléctricos. Stellantis y Ford prevén que la mitad de sus ventas en EE.UU. serán de vehículos eléctricos en 2030, mientras que GM planea vender exclusivamente VE en 2035. Se trata de un cambio importante, ya que estas empresas venden actualmente entre un 2% y un 10% de vehículos eléctricos. 

Esta transición presenta muchos retos para los trabajadores: Se necesitan menos puestos de trabajo para fabricar un vehículo eléctrico y casi todas las plantas de ensamblaje y baterías no están sindicadas. El éxito de las negociaciones de 2023 en las Tres Grandes sentaría las bases para una oleada de sindicalización de vehículos eléctricos.

La administración Biden ha proporcionado enormes subvenciones gubernamentales para financiar la transición hacia los VE, pero sin garantías favorables a los trabajadores, como acuerdos de neutralidad de verificación de tarjeta de membresía (El método justo y apropiado para determinar si los empleados desean ser representados por un sindicato) en las nuevas instalaciones. Recientemente, Ford recibió un préstamo de 9,200 millones de dólares para construir tres plantas de baterías en Kentucky y Tennessee en una empresa conjunta con SK On, una compañía con sede en Corea del Sur. UAW ha criticado duramente al gobierno de Biden por este enorme regalo corporativo y se ha negado a conceder un respaldo anticipado para las elecciones de 2024. 

Preparados para la lucha

En el próximo mes, la lucha de los trabajadores automotrices se intensificará. Los miembros de la UAW han tomado medidas para prepararse para la huelga, como la distribución de volantes en las puertas de las fábricas, la organización de cursos de formación sobre acciones contractuales y el ahorro de dinero para poder resistir en una lucha prolongada.

Aunque en el pasado la UAW ha apuntado a una empresa para las negociaciones y una posible huelga —una estrategia denominada negociación por modelos— Fain y los demás dirigentes han declarado reiteradamente que “las Tres Grandes son el objetivo”. Ya sea una empresa el objetivo o las tres, las y los trabajadores están dispuestos a luchar y se han iniciado acciones en instalaciones de todo el país. El sector automotriz representa el 3% de toda la economía estadounidense, por lo que las repercusiones de estas negociaciones serán de gran alcance y una huelga afectaría a un amplio abanico de industrias.

La reciente lucha de los Teamsters de UPS muestra el camino a seguir. Gracias a la movilización de unos miembros organizados y dispuestos a hacer huelga, y al amplio apoyo de la comunidad, las y los trabajadores de UPS consiguieron un nuevo convenio que elimina los niveles, incluye aumentos salariales históricos y aumenta el número de puestos de trabajo a tiempo completo. 

El próximo gran enfrentamiento de la lucha de clases en Estados Unidos es la lucha con las tres grandes empresas automotrices. Los trabajadores de todos los Estados Unidos están luchando con una intensidad que no se había visto en décadas en respuesta al aumento exponencial de la desigualdad. Cada avance se basa en la lucha anterior, y a medida que más y más trabajadores entran en la lucha el impulso puede llegar a ser irresistible. Para aquellos que quieren ver a la clase obrera cambiar la marea contra la América Corporativa, todos los ojos están puestos en los trabajadores automotrices de la UAW.

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