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Por qué el movimiento de solidaridad con Palestina es una lucha de liberación nacional

Foto: Militantes en Cisjordania agitan la bandera palestina.

Credito: Pixabay/hosnysalah. 

A medidas que se va acercando el quinto mes de la guerra de Israel contra el pueblo de Gaza, es claro para la mayoría de la gente del mundo que las acciones de Israel constituyen un castigo colectivo y un genocidio contra el pueblo de Gaza —crímenes ciertos bajo la ley internacional—.

Sin embargo, es importante reconocer que la opresión de los palestinos como pueblo entero es y siempre ha sido la característica central de la existencia de Israel. Podemos llamar a esta realidad, la opresión de un pueblo entero en base de su nacionalidad —opresión nacional. Viendo a Palestina desde este enfoque, podemos entender mejor la dinámica política de la lucha dentro de Palestina y esclarecer mejor el rol que debe jugar el movimiento solidario dentro de Estados Unidos. 

La opresión nacional y Palestina

No deberíamos examinar la lucha por Palestina, o cualquier tema que nos importe, dentro de un vacío. Al contrario, deberíamos entender la realidad política en Palestina dentro de un contexto global e histórico. De muchas maneras la brutalidad de Israel en Gaza ha sido únicamente horrorosa. Pero la relación colonial entre Israel y Palestina no es única. Por el mundo entero, pueblos enteros han experimentado la opresión nacional. En algunos casos, la opresión nacional se manifesta adentro de las fronteras de un país único —pensemos en la opresión de largo plazo de las personas negras y pueblos indígenas dentro de los Estados Unidos—.

En otros casos de opresión nacional, un poder colonial toma control completo sobre la colonia, mientras que tratan a la colonia como una entidad apartada del país colonizador. Esta es la forma principal que la opresión nacional ha tomado por el Medio Oriente, África, Asia, y Latinoamérica durante la época del colonialismo.

Palestina es una mezcla de las dos dinámicas porque el 1.6 millones de palestinos y paslestina que viven dentro de las fronteras de Israel —a pesar de tener ciudadanía israelí— son sistemáticamente oprimidos por el régimen sionista, igual que aquellos palestinos que viven en los Territorios Ocupados de la Franja de Gaza, Cisjordania, y Jerusalén Este. El primero de éstos encaran con la discriminación y exclución institucionalizada mientras que Israel les niega igualdad de nacionalidad y estatus, mientras que los palestinos en Cisjordania y Jerusalén Este sufren el robo de tierras, destrucción de hogares, restricciones de paso, arrestos en masa, y represión severa por la disidencia política, entre otras cosas. En el caso de Gaza, incluso antes del 7 de octubre, los palestinos han sido sujetos de un sofocante asedio de 16 años que destruyó su economía, incluso con campañas de bombardeo indiscriminado cada tantos años a manos de sus colonizadores israelíes.  

La lucha por la liberación nacional

En su libro prolífico “Cómo Europa subdesarrolló a África”, el marxista guyanés Walter Rodney explica cómo la opresión nacional saca al pueblo del proceso de desarrollo dentro del marco histórico: “La extirpación de la historia sigue lógicamente desde la pérdida del poder que representó el colonialismo. El poder de actuar independientemente es la garantía de participar activamente y conscientemente dentro de la historia. Ser colonizado es ser removido de la historia, excepto de la forma más pasiva”.

Esto se puede ver claramente en el caso de Palestina. Es imposible para los palestinos poder enfrentar los desafíos de desarrollo social y económico estando abajo de la pisada de la bota de la represión israelí. ¿Cómo pueden los palestinos crear un plan de infraestructura cuando sus escuelas, hogares, y hospitales se ven siempre bajo la amenaza de ser bombardeadas o de cualquier forma destruídas? ¿Cómo pueden invertir en el desarrollo social y cultural cuando cada día es una lucha para la sobrevivencia? ¿Cómo pueden involucrarse en la política cuando sus pasos diarios y derechos fundamentales están tan restringidos por el apartheid israelí? ¿Cómo pueden ni siquiera iniciar el proceso de desarrollo, cuando Israel controla, directa o indirectamente, casi todos los aspectos de la economía Palestina?

Los palestinos sólo podrán encarar enteramente con estos desafíos, y reafirmar su habilidad de construir su propia historia, después de derrocar la realidad de su opresión nacional. Llamamos a este proceso la liberación nacional. 

Dentro de los movimientos de liberación nacional, hay inevitablemente diferentes tendencias ideológicas y organizaciones porque ningún grupo de personas es un monolito. Pero a pesar de las diferencias que existen dentro del movimiento, hay un entendimiento fundamental que el enemigo primario es el opresor, y que las diferencias políticas entre varios grupos dentro del movimiento de liberación nacional sólo pueden ser realmente resueltas después de que se haya ganado la liberación nacional.

A pesar del esfuerzo descarado de los medios corporativos en encuadrar el genocidio actual llevado a cabo porIsrael como “la guerra entre Israel y Hamás”, Israel se ve realmente involucrado en una lucha en contra del movimiento para la liberación nacional de Palestina entera. Después del 7 de octubre, la mayoría de las organizaciones políticas en Palestina no sólo expresaron apoyo por las acciones tomadas por la Resistencia Palestina ese día, pero también hicieron una llamada para la expansión de la lucha en contra de la opresión de Israel. Una encuesta efectuada en diciembre reveló que casi tres de cada cuatro palestinos apoyaban a la operación Inundación de Al-Aqsa. Se reitera, estos grupos e individuales tienen una gama amplia de perspectivas ideológicas y estratégicas, pero se unen bajo el mantel de un movimiento para la liberación nacional.

El rol del movimiento en Estados Unidos 

El gobierno de Estados Unidos es una fuerza central en el mantenimiento de la opresión de los palestinos a base de su apoyo incondicional a Israel en términos militares, políticos y diplomáticos. Esto le da al movimiento solidario con Palestina dentro de Estados Unidos una responsabilidad particular. El rol del movimiento dentro de Estados Unidos no es criticar la ideología o la estratégia del movimiento para la liberación palestina, pero en cambio hacer lo que se pueda para apoyar a los palestinos en liberarse de la estrangulación del colonialismo para que puedan decidir por su propia cuenta cómo quieren organizar su sociedad. Ese proceso de reorganización de la sociedad seguramente brindará luchas políticas intensas dentro de Palestina, igual a las que hemos visto otros países que le liberaron de la opresión nacional. Repetimos, no es el rol del movimiento dentro de Estado Unidos intentar dirigir el fin de esas luchas, sólo apoyar  el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino —o, dicho de otra manera, su derecho de recuperar su proceso de desarrollo histórico independiente y de formación colectiva de su futuro—.  

Esto no es sólo una posición moral correcta para el movimiento dentro de Estados Unidos, sino también una necesidad estratégica. La clase capitalista que apoya y se beneficia de la opresión de los palestinos es la misma clase capitalista que crea pobreza, desigualdad e inseguridad dentro de Estados Unidos. Así que si aquellos capitalistas pierden su dominación sobre Palestina, el movimiento de la clase trabajadora también se beneficiará. Aún más, la lucha por la liberación  de Palestina se beneficiaría si esos capitalistas pierden su dominación sobre la clase trabajadora de EE. UU. La solidaridad internacional es una herramienta necesaria para crear un movimiento fuerte de la clase trabajadora contra muchos frentes y en contra de un enemigo en común.

Pero el internacionalismo genuino sólo se puede crear a base del respeto mutuo entre los trabajadores de naciones diferentes. Si los trabajadores que viven dentro de países imperialistas intentan determinar qué deberían hacer o creer los trabajadores de naciones oprimidas, se socava el respeto. Este es un concepto crucial que deben entender los trabajadores de EE. UU en particular. El gobierno de EE. UU. se posiciona como “el policía” del mundo, y a las y los trabajadores estadounidenses se les inunda con propaganda diseñada para hacernos creer que es nuestro derecho y deber intentar intervenir en los asuntos de naciones oprimidas —una manera de pensar que sólo sirve a los intereses del imperialismo estadounidense y que daña a nuestro movimiento—.
Pero se ven las grietas. Mientras que los últimos cinco meses de movilizaciones masivas, y más recientemente el sacrificio insólito hecho por Aaron Bushnell, miembro del Fuerzas Aéreas de EE. UU. han demonstrado, la propaganda sionista y el apoyo incondicional del gobierno de EE. UU. se están agotando. El mundo está viendo a Israel como el estado terrorista que es, y es el deber de la clase trabajadora crear un movimiento en Estado Unidos capaz de canalizar esa ira hacia el fin del apoyo y apoyo militar de nuestro gobierno en apuntalar el estado sionista. La marea está cambiando, y se pueden contar los días hacia el fin del proyecto colonialista de Israel y del imperialismo estadounidense.

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