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Familias indígenas exigen justicia para familiares desaparecidos y asesinados en zonas rurales de Nuevo México

El sábado 29 de enero, manifestantes en la localidad de Shiprock, Nuevo México, caminaron por kilómetros en apoyo a las Mujeres Indígenas Desaparecidas y Asesinadas. Los organizadores de esta manifestación añadieron una R a la sigla para incluir a familiares que no sean mujeres que también están desaparecidos o asesinados.

Participantes a caballo en las afueras de Shiprock. Foto de Liberation News.

Cuatro grupos de manifestantes comenzaron a caminar desde cuatro puntos diferentes por cinco millas hasta un parque en Shiprock, un pueblo rural en el noroeste de Nuevo México en la reserva Navajo. Los grupos incluían a las familias de 20 grupos de organizaciones de Mujeres Indígenas Desaparecidas y Asesinadas (MMIWR, por sus siglas en inglés), entre ellos defensores de la comunidad, miembros del Movimiento Indio Americano y militantes del Partido por el Socialismo y la Liberación en Albuquerque. También se unieron a la manifestación dirigentes electos de las Naciones Navajo, y cuatro canales de noticias locales cubrieron la protesta. Los manifestantes llevaron carteles con los nombres y fotos de los seres queridos desaparecidos, los que incluían manos pintadas de rojo, ya que es el símbolo de las Mujeres Indígenas Desaparecidas y Asesinadas (MMIW).

MMIW es una organización que fue creada por activistas de Pueblos Originarios en Canadá, y hoy en día es un movimiento nacional que continúa creciendo, y exigiendo justicia y que se inicien investigaciones sobre los asesinatos y desapariciones de mujeres indígenas. Las mujeres nativas americanas o de pueblos originarios son asesinadas a una tasa 10 veces mayor a la del promedio nacional, y tienen una mayor probabilidad de ser expuestas a la agresión sexual, violación y al tráfico sexual.

Si bien el movimiento de Mujeres Indígenas Desaparecidas y Asesinadas comenzó en Canadá, se ha consolidado en Nuevo México, el estado con la tercera población nativa americana más alta de los Estados Unidos. En el 2017, un estudio realizado por el Centro de Investigación Indígena en Salud Urbana (Urban Indian Health Institute) identificó que Nuevo México tenía la mayor cantidad de casos de Mujeres Indígenas Desaparecidas y Asesinadas. En algunos estados, se han establecido grupos de trabajo para investigar los casos de MMIW, incluyendo Nuevo México; sin embargo, los dirigentes indígenas los han criticado como gestos vacíos. Muchos activistas de MMIW creen que este movimiento es una continuación de la resistencia del genocidio que comenzó con la colonización estadounidense en 1492.

Entre las personas que se unieron a la caminata en Shiprock se encontraban padres, abuelos/as, hermanos/as, hijos/as y sobrinas y sobrinos de las personas desaparecidas o asesinadas. Los manifestantes caminaron con bebés en carretillas y con adultos mayores en la parte de atrás de camiones. Mientras caminaban por la carretera rural, familias en camionetas y camiones de ganadería que pasaban tocaron sus bocinas en apoyo.

Cuando los cuatro grupos se encontraron en el parque de Shiprock, gritaron: “¡No más hermanas robadas! ¡No más madres robadas! ¡No más hermanos robados! ¡No más niños robados!”, “¿Qué queremos? ¡Justicia!” Después de la caminata, las organizaciones se reunieron para compartir y comer juntos.  Durante la comida, las familias se acercaron al micrófono para compartir sus historias.

Una historia de negligencia y menosprecio por parte de varias agencias policiales

Liberation News habló con algunas de las familias en la protesta del 29 de enero en Shiprock.

Las familias dolientes señalaron que las investigaciones policiales se llevan a cabo de manera insensible e irresponsable y que solo duran unos días o una semana. Además, las familias de MMIWR mencionaron que después de solo una semana o dos, la policía se niega a atender sus llamadas, deja de responder a sus mensajes de voz y deja de comunicar el progreso de sus casos. Esta indiferencia trasciende a la policía local y tribal y llega a las fuerzas del orden público estatales y federales.

Muchas familias dependen de amigos y familiares para llenar los cabos sueltos dejados por la policía. Jerold Harrison, cuya hermana Ranelle desapareció en junio del 2021, continúa buscándola los fines de semana. “Estaba buscando en diferentes pueblos preguntándole a la gente si alguien la conocía. Tuve que renunciar a mi trabajo”.

Una pista llevó a Harrison al pueblo de Shiprock, a unas 12 millas de la casa de su hermana. Después de tres meses de búsqueda, encontró algo de su ropa: sus pantuflas y su chaqueta.

La hija de Geraldine Toya, Shawna, fue encontrada muerta en julio del 2021. Geraldine le dijo a Liberation News cómo los investigadores le dijeron que no hubo nada raro en la muerte de su hija, pero su historia no cuadraba.

“¿Cómo puedes decir que no hay nada extraño con este caso cuando la ves sangrando por la parte posterior de la cabeza, cuando ves un moretón en la mejilla izquierda, cuando ves una perforación en el cuello izquierdo, un corte en el cuello derecho? ¿Cómo pueden decir que esto no es suficiente para concluir que alguien la mató?”

Toya también comparte la experiencia de Jerold Harrison respecto a la búsqueda de su hermana después de que la policía dejó de investigar el caso. “El Departamento de la Policía de Albuquerque, el sistema judicial, nos ha defraudado, realmente nos han defraudado. Estoy llevando a cabo mi propia investigación, y no debería ser así. Estoy realizando el trabajo de otra persona y no debería ser así”.

Foto de Liberation News

La policía afirma que hay “límites jurisdiccionales” y se rehúsa a continuar con la búsqueda

Rose Yazzie, la madre de Jerold Harrison y su hermana desaparecida Ranelle, señaló que la policía evadió su responsabilidad al culpar a otras agencias. La policía de la Nación Navajo le dijo que estaban esperando por un agente especial de la Oficina de Asuntos Indígenas de Albuquerque (BIA, por sus siglas en inglés). Sin embargo, la BIA insiste que no puede hacer nada porque están esperando a la policía de la Nación Navajo. Yazzie señaló: “Simplemente nos están enviando de un lado a otro”.

Aldeena Lopez, cuyo hijo Calvin desapareció en marzo de 2019, le dijo a Liberation News que “el departamento de la policía de Albuquerque me dijo, ‘como vives en Farmington, la policía de Farmington es quién debe investigar’. Pero la última vez que tuvimos contacto con él fue en la parada de camiones de Love, ubicada al sur de Albuquerque. No hemos escuchado nada más de la policía de Albuquerque”.

La hija de Geraldine Toya, Shawna, vivía en Albuquerque. “Muchas veces nos dicen que hay problemas de jurisdicción, pero solo hay un lugar donde esto sucedió, y fue en los límites de la ciudad de Albuquerque. No tiene nada que ver con la reserva, o de tener que colaborar con otro departamento”.

La policía culpa a las víctimas, señalan que las desapariciones y muertes se deben al consumo de drogas

Toya contó el caso de su hija al público: “El toxicólogo dijo que tenía metanfetamina, fentanilo y cocaína en su sistema. ¿Cómo podría haber consumido todas estas drogas? ¿Alguien que nunca usó drogas? Nos dicen que no hay nada raro. No está bien. Necesitamos respuestas. Exigimos justicia”.

Las familias dicen que es una táctica común que utiliza la policía para culpar a una víctima desaparecida o asesinada: si usaron drogas, la policía siente que no vale la pena gastar tiempo ni energía en investigar. Pero las familias y sus simpatizantes entienden el trauma que puede llevar a las personas a consumir drogas y alcohol, y lo terrible que puede ser la adicción.

Calvin Martínez estaba luchando con las drogas y el alcohol cuando desapareció, así lo señaló su madre, Aldeena Martínez, a Liberation News. Martínez perdió trágicamente a su pareja y a su hijo menor en un incendio. Después de eso, luchó con una depresión y recurrió a las drogas y el alcohol para automedicarse. Martínez, quien trabajaba en construcción y no tenía automóvil, se movía haciendo autoestop en Farmington y Albuquerque. Un día, llamó a su madre desde una parada de camiones. Esta sería la última vez que alguien supiera de su paradero.

La madre de Martínez y otras personas se preguntan qué tan diferente hubiese sido su vida si hubiese tenido acceso a servicios y apoyo adecuados después de una crisis como la de perder a su pareja e hijo. Pero, al contrario, se vio obligado a viajar largas distancias por su trabajo mientras estaba sufriendo de drogadicción y un profundo trauma.

Familias luchan contra el racismo: ‘Las personas indígenas importan’                     

Geraldine Toya y otras personas exigen que la policía y los investigadores digan la verdadera razón por la que no investigan los casos de MMIWR: el racismo. “¿Es por eso que está pasando esto, por la discriminación? Me siento tan discriminada porque me hacen sentir como si mi hija no fuese nadie: es una persona. Ella es una humana. Los nativos americanos, los pueblos indígenas importan”.

Becky Martínez, la hermana de Calvin Martínez, le dijo a Liberation News que quiere que los casos de MMIWR obtengan una mejor cobertura mediática. “Crecí en un pueblo fronterizo y dicen que el racismo está muerto, no está muerto. Hay racismo todos los días, todo el día, y muchas de las personas que corren Farmington y dirigen los grandes canales de televisión, no son todos nativos americanos”.

Muchos de los participantes en la protesta del 29 de enero en Shiprock eran mujeres, hermanas y madres de MMIWR. Foto de Liberation News

Jerold Harrison estaba feliz de ver a las familias conocerse. “Me encantó que todas las familias se unieran. No sabía cuántas personas han desaparecido. Ves a las personas en la televisión, pero no lo entiendes hasta que te pasa a ti”.

Harrison quiere que el movimiento MMIWR continué creciendo. Cuando se dirigió al público presente, dijo: “Cuando empezamos, solo éramos tres familias. Cada vez que salimos hay más y más gente. Hoy, hay cien personas aquí”.

“Cuanto más salgamos a la calle, mejor. Se está reconociendo, incluso las noticias están aquí. Gracias por venir.”

Durante la caminata, Liberation News le preguntó a Ethelene Denny, cuya hija Jamie Yazzie desapareció en junio del 2019, cómo se unió a este movimiento. “Mi hermana menor se acercó a otras familias, y otras familias se acercaron a ella, principalmente en Facebook”. Dijo que su objetivo es “inspirar a otras personas, que no están pasando por esto, a que sepan lo que está pasando”. Mientras caminaba, levantó su puño cada vez que un automóvil tocaba la bocina en apoyo a los manifestantes.

Geraldine Toya señaló: “No he visto un evento tan grande. Fui a mi primera manifestación en Albuquerque en octubre, y se está volviendo cada vez más grande. Estoy muy orgullosa y me siento bien por eso, porque lo que veo hoy me hace sentir bien y más fuerte, y porque sé que no soy la única que está pasando por esta situación. ¡Mira cuántas personas hay aquí apoyándose!”

Becky Martínez dijo por qué la protesta era necesaria: “Algunos dicen, ‘oh, solo quieren atención’. No estamos pidiendo atención, estamos pidiendo respuestas. Necesito salir a la calle. Necesito concientizar, y lo he estado haciendo sola. Finalmente logré que mi propia madre saliera hoy, ella nunca viene conmigo. Quiero que la gente sepa que nuestra familia también es importante”.

La madre de Becky y Calvin Martínez, Aldeena Martínez, dijo: “Me siento bien de haber venido hoy, caminé y me dieron la bienvenida. Tenía miedo, porque en realidad nunca he pedido ayuda. Supongo que por eso tengo miedo, porque nunca nadie me ha ayudado excepto mi familia”.

“Necesito que me escuchen, como está diciendo todo el mundo. Necesito que sepan que mi hijo ha desaparecido. Necesito que sepan que quiero que lo encuentren, y quiero saber dónde está, y lo quiero de regreso en casa. Me gustaría poder saber qué pasó, cómo se fue. O para darle una sepultura si es que ya no está con nosotros.” 

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